Hola, estás en la primera biblioteca de historias con luz del mundo
Un punto de encuentro virtual en el que podrás
encontrar relatos de superación de personas reales
con enfermedades inflamatorias tipo 2.
Porque a pesar de las dificultades que supone
convivir con dermatitis atópica, asma, EPOC
(enfermedad pulmonar obstructiva crónica), poliposis
nasal, o esofagitis eosinofílica, siempre hay luz al
final del túnel.

¿Qué son las enfermedades inflamatorias tipo 2?
Existe un tipo de respuesta inmunitaria que el
cuerpo activa frente a infecciones parasitarias,
alérgenos y venenos, conocida como respuesta inmune
de tipo 2. Sin embargo, en ocasiones, esta respuesta
se vuelve hiperactiva y actúa de manera inapropiada,
lo que genera inflamación de tipo 2 (IT2). Esta
inflamación puede manifestarse en diversas
enfermedades inflamatorias, denominadas enfermedades
inflamatorias de tipo 2.
Dependiendo del órgano o sistema afectado, la IT2 se
manifiesta de diferentes formas: si afecta la piel,
puede provocar dermatitis atópica o prurigo nodular,
mientras que en las vías respiratorias puede dar
lugar a asma, poliposis nasal o algunas formas de
EPOC, (que incluye la bronquitis crónica y el
enfisema). Por otra parte, si la IT2 se manifiesta
en el esófago, puede causar esofagitis eosinofílica
o desencadenar algún tipo de alergia alimentaria.
Estas patologías pueden tener un impacto
significativo en la calidad de vida de quienes la
sufren, y afectar tanto a la salud física como
mental, y en algunos pacientes pueden incluso
coexistir, por lo que investigar la relación entre
todas ellas a través de la IT2 es esencial.
Conoce las enfermedades asociadas a la IT2
Dermatitis atópica grave
¿Qué es?
La dermatitis atópica (DA) en su versión grave es una forma crónica y severa de esta enfermedad inflamatoria de la piel. La inflamación T2 de base que presentan estos pacientes, está íntimamente relacionada con la alteración de la barrera cutánea.
Síntomas principales
- Erupciones extensas en grandes áreas de la piel, y picazón intensa.
- Descamación, piel muy seca y agrietada, que puede sangrar.
- A menudo se acompaña de infecciones cutáneas debido al rascado.
¿Qué conlleva?
Las personas que la tienen pueden experimentar interrupciones del sueño, dificultad para concentrarse en el trabajo o la escuela, y estrés emocional. Del mismo modo, la DA grave puede ser debilitante, interfiriendo con las actividades cotidianas y causando vergüenza, baja autoestima, ansiedad social e incluso depresión.
¿Cúantos somos?
Se estima que la DA grave afecta al 2% de la población adulta y al 20% de los niños en España 1 .
Asma
¿Qué es?
El asma es una enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias, que causa dificultad para respirar, tos, opresión en el pecho y sibilancias.
síntomas principales
- Dificultad para respirar.
- Tos, especialmente por la noche o con el ejercicio.
- Sibilancias (sonido agudo al respirar).
- Sensación de opresión en el pecho.
¿Qué conlleva?
Puede interferir con la capacidad para realizar actividades físicas, trabajo o estudios, afectando a la calidad de vida. Los episodios graves pueden requerir hospitalización y generar ansiedad ante una posible crisis.
¿cúantos somos?
El asma afecta en España a 2,5 millones de personas, con una prevalencia del 5% en adultos y el 10% en niños2.
EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica)
¿Qué es?
La EPOC es una enfermedad pulmonar progresiva que causa obstrucción crónica del flujo de aire. Engloba condiciones como la bronquitis crónica y el enfisema, y una de sus principales causas es el tabaquismo. Hay distintas alteraciones del sistema inmune que pueden producir EPOC, y la inflamación T2 está en el origen de ciertas formas de EPOC.
síntomas principales
- Dificultad para respirar, especialmente durante el esfuerzo físico.
- Tos crónica con producción de mucosidad o flemas.
- Sibilancias y opresión en el pecho.
¿Qué conlleva?
Las personas con EPOC grave tienen dificultades para llevar a cabo actividades diarias como caminar o subir escaleras. La fatiga y la falta de aire pueden causar aislamiento social y depresión. La EPOC suele coexistir con otras patologías T2 como la poliposis nasal.
¿cúantos somos?
Se estima que alrededor del 12% de la población adulta mayor de 40 años padece EPOC en España, lo que equivale a más de 2 millones de personas3.
Poliposis nasal
¿Qué es?
La poliposis nasal es el crecimiento de pólipos benignos bilaterales en el revestimiento de los senos paranasales. Suele estar asociada a patologías inflamatorias T2 como el asma.
síntomas principales
- Congestión nasal.
- Pérdida del sentido del olfato.
- Goteo nasal y dolor facial.
- Dolor o presión facial
¿que conlleva?
La congestión constante y la falta de olfato afectan a la calidad de vida, impidiendo actividades normales como dormir adecuadamente, disfrutar de la comida o realizar actividad física sin problemas respiratorios.
¿Cúantos somos
Aproximadamente el 2-4% de la población española sufre de poliposis nasal4.
Esofagitis eosinofílica
¿Qué es?
Es una enfermedad crónica del esófago causada por una inflamación T2 que se caracteriza por la acumulación de eosinófilos (un tipo de glóbulo blanco) en la mucosa esofágica.
síntomas principales
- Dificultad para tragar (disfagia)
- Dolor en el pecho.
- Alimentos atascados en el esófago (impactación alimentaria).
- Reflujo gastroesofágico que no mejora con el tratamiento habitual.
¿Qué conlleva?
La dificultad para tragar afecta la alimentación, lo que puede llevar a una pérdida de peso y una mala calidad de vida. Además, el dolor y la incomodidad pueden causar estrés psicológico.
¿cúantos somos?
La esofagitis eosinofílica tiene una prevalencia aproximada de 81,7 casos por cada 100.000 habitantes en España5.
Sobre #HistoriasConLuz
En 2020 nace #HistoriasConLuz, la primera biblioteca
del mundo dedicada a compartir relatos sobre
Dermatitis Atópica Grave (DAG). Este espacio virtual
ha permitido a quienes padecen la enfermedad
compartir sus experiencias, convirtiéndose en un
punto de encuentro para quienes buscan información,
inspiración o motivación a través de historias
reales de superación.
Desde el lanzamiento de la web en 2021 se han
recopilado alrededor de un centenar de historias y
todas ellas se encuentran publicadas en esta
biblioteca.
Tres años más tarde #HistoriasConLuz evoluciona y
amplía su rango de actuación para acoger no solo
historias de pacientes con DA, sino todas aquellas
historias de superación alrededor de las principales
enfermedades vinculadas a la Inflamación Tipo 2,
como pueden ser dermatitis atópica, asma, ciertas
formas de EPOC, poliposis nasal y esofagitis
eosinofílica.
La campaña persigue visibilizar las historias de
todas aquellas personas que han encontrado maneras
de superar los desafíos asociados con estas
enfermedades en su día a día, permitiendo a otros
pacientes y a sus familias/entorno encontrar
referentes reales con los que sentirse reflejados e
inspirados. Anualmente, la campaña se traduce en una
gala presencial en la que participantes
seleccionados cuentan en primera persona sus
historias de superación, dando voz a las miles de
personas que en España sufren estas dificultades en
silencio.
Así fue la última Gala #HistoriasConLuz
Biblioteca
Descubre las últimas ediciones de la Gala #HistoriasConLuz:
El sueño de ser actríz
Andrea
Hola, mi nombre es Andrea, soy gallega y estudio interpretación. Desde pequeñita he soñado con ser actriz, y es que el escenario siempre ha sido (y es) mi hábitat natural, es por ello que cuando empezaron los eccemas hace ya unos 5 años, vi mi sueño tambalearse. Por suerte mi entorno siempre me ha enseñado que los sueños hay que perseguirlos, y tras muchos ánimos, consuelos y consejos por parte de familia y amigos, decidí dar el paso. Y tenían toda la razón, llevo actuando desde que era una niña, esto NO me iba a parar. Las clases de interpretación se hacen complicadas en los momentos de brotes. De hecho, no hay día que no escuche un “no te rasques”, pero por suerte, las personas que he conocido a lo largo de estos cinco años padeciendo dermatitis atópica grave me han ayudado a creer en mí misma. A día de hoy sigo con mis clases (y mi dermatitis) persiguiendo el sueño de ser actriz. La diferencia ahora es que sé que puedo conseguir todo lo que me proponga. Puede que mi piel se enrojezca a veces, pero sobre el escenario, debo de ser yo quien transmita la emoción para que el público sienta piel de gallina.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
A las puertas de la tesis
Eva
Me llamo Eva, tengo 27 años y llevo 24 de ellos luchando cada día contra la dermatitis atópica grave y otras enfermedades derivadas de la misma como el queratocono o las alergias alimentarias. ¿Pero sabéis qué? Ni el dolor de mi piel, ni las noches de insomnio, ni los picores insoportables, ni los momentos de desesperación constantes, ni la discriminación, ni mucho menos los llantos, han podido evitar que consiga mi sueño de dedicarme a la investigación. En tan solo unos meses defenderé mi tesis doctoral, una meta que hasta hace no mucho sentía lejana (prácticamente inalcanzable), pero en apenas unas semanas abrazaré ese momento y diré: LO CONSEGUÍ. Además, acabo de terminar un ensayo clínico de dos años con un nuevo medicamento para la dermatitis atópica grave. Claro que es importante la autodeterminación para sobrellevar una enfermedad así, pero es fundamental promover y apoyar la investigación clínica, fomentar el desarrollo de nuevos fármacos y luchar por nuestros derechos. ¡Sin investigación no hay futuro!
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
No existen manos feas
María D.
Soy María, y decidí vivir. Lo cierto es que hasta donde alcanza mi memoria, mi vida siempre ha estado ligada a la dermatitis atópica grave. De hecho, siento que me ha robado mucho, muchísimo tiempo, tanto que a veces pienso que la protagonista de mi vida es ella y no yo. Tanto tiempo notando las miradas clavadas en mí, pensando en todo lo que no podía hacer, en no exponerme demasiado (sobre todo mis manos), en qué pasaría si un día decidiera tener un hijo… pensé, pensé y pensé, y un día lo tuve claro: decidí vivir. Sí, decidí aceptar y convivir con esta compañera de viaje, molesta, pero no tanto como para no amar la vida. Sí, decidí avanzar y hoy soy profesora. Cada día muestro mis manos con orgullo a mis alumnos, para normalizar y demostrar que no existen unas manos ‘feas’, solo unas manos que no creen en las limitaciones ni en el qué dirán. Y si de algo estoy orgullosa, es de mis dos hijos (atópicos también, y muy felices). Junto con mi dermatitis, ellos son parte de mi vida y me recuerdan cada día la mejor decisión que tomé: ¡vivir!
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Una vida a los animales
Carmen
Me llamo Carmen y soy Veterinaria. Me encantan los animales y mi sueño siempre ha sido poder dedicarme a ellos. Cursé un Ciclo Formativo de Grado Superior (CFGS) y, a pesar de los muchos y molestos brotes, tras 2 años en un laboratorio conseguí la nota que me abriría las puertas a ese sueño. Hoy, 6 años después y compaginando los estudios trabajando como camarera, soy doble graduada en Veterinaria y Ciencia y Producción Animal. Puedo asegurar que no ha sido un camino fácil… aún recuerdo los brotes en los brazos, piernas, pecho, rostro (incluso en la parte interna del párpado), los días en los que no podía ni abrir las manos por la inflamación en estas… Pero a pesar de todo ello hoy soy feliz, y sobre todo, estoy orgullosa por todo lo que he conseguido; en mi cabeza cada día resuena: “Carmen, lo has hecho, ¡lo has conseguido!”, y entonces me levanto y salgo a la calle a comerme el mundo. Ahora participo en el estudio de una vacuna para adultos con Dermatitis Atópica Grave con la esperanza de que esta me ayude a eliminar (o al menos minimizar) los brotes y así poder volver a lucir anillos, pulseras y relojes. Pero, sobre todo, ¡a no tener que volver a pensar en corticoides! Deseo que pronto llegue el día en el que todas estas preocupaciones desaparezcan, pero hasta entonces, sigo despertándome cada día pensando en lo fuertes, capaces y valientes que somos las personas con esta enfermedad.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Al otro lado del teléfono
Raquel
¡Hola! Me llamo Raquel y tengo dermatitis atópica grave desde hace 23 años. A pesar de tantos años con esta incómoda compañera de vida, aún no he encontrado nada que alivie mis brotes… por suerte encontré la motivación en mi trabajo: soy operadora de teleasistencia domiciliaria para personas mayores, algo que me ayuda enormemente a luchar contra este dolor físico y mental que arrastro desde hace tanto tiempo. Hablar con usuarios que, como yo, en algún momento se han podido sentir solos, y sacarles una sonrisa (por breve que sea), me llena el alma y hace que cada día merezca la pena: no hay picor, rojez o eccema que oculte la satisfacción y orgullo que siento cada vez que al otro lado del teléfono escucho sus voces y noto que, aunque sea por unos minutos, se han sentido acompañados.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
La punta del iceberg
Cathaysa
Soy Cathaysa y sufro Dermatitis Atópica Grave desde que tengo uso de razón, aunque mi brote más fuerte (y contra el que aún sigo luchando) fue a los 10 años. Algo tan simple como ponerse una falda o un pantalón corto, ir a la playa o a la piscina, son actividades que se convierten en todo un reto para los que sufrimos esta enfermedad. Con la Dermatitis Atópica Grave, lo que se ve a nivel físico es solo la punta del iceberg: y es que es difícil estar orgullosa de una misma cuando cada día luchas contra las miradas y los prejuicios de la gente. Frases como “no me toques que me lo pegas”, “¿es contagioso?” o “qué asco”, son ya parte de la rutina, algo que dificulta muchísimo mirarse al espejo y creer en ti. Nadie está preparado para este desgaste emocional, no hay demasiada información al respeto, es por ello por lo que, más allá de los picores, las rojeces y los dolores, el mayor reto al que me he enfrentado ha sido a creer en mí misma. ¡Pero vaya si he creído! Hace ya un tiempo que me paré, pensé y decidí aceptar esta enfermedad como lo que es, una compañera de viaje. Lo hice con una condición: no dejar que me impida conseguir mi objetivo: ser feliz. Ese día marcó un antes y un después. Empecé a hacer cosas que hasta entonces no hacía por miedo al qué dirán, o simplemente porque pensaba que no podría, ¡pero sí pude! Hoy, tras dos duros años de trabajo y esfuerzo, soy graduada en Técnico en Emergencias Sanitarias. Somos capaces de muchas más cosas de las que pensamos, y haber descubierto esto es el mayor logro que tendré en la vida.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Agrónoma y alérgica
Alessandra
Mi nombre es Alessandra y mi historia con la DAG viene desde que era pequeña… por suerte, no recuerdo mucho de entonces, solo que las alergias no eran tan graves y que emocionalmente no me afectaba demasiado. A los 7-8 años fui realmente consciente de las heridas en mi piel, pero fue a los 12 cuando todo empeoró: las heridas eran mayores, mi piel estaba más roja y los picores se hacían más intensos. Mis padres se preocuparon y las visitas al médico aumentaron. Yo intentaba quitarle importancia, pero lo cierto es que con los años la situación no mejoraba, más bien lo contrario. Todo ello hizo que mi actitud y estado emocional se vieran muy afectados, pero ¿cómo no iban a estarlo? ¡Me encontraba en plena adolescencia con heridas en mi piel y con un ardor constante por cualquier cosa que hiciera! Recientemente y debido a la pandemia, tuve una fuerte crisis que me mantuvo en tratamiento 5 meses. A día de hoy, sigo trabajando para salir de ella, algo que no es fácil ya que por el camino he perdido muchas cosas: tuve que renunciar a mis dos perros (a los cuales amaba con locura) porque desarrollé alergia hacia ellos. También tuve que limitar los paseos y las salidas al campo, ya que también desarrollé alergia a la milpa. A pesar de todo ello y de las inseguridades que me provoca mi piel, sigo trabajando en mi autoestima y mejorando poco a poco. Considero que cada vez soy más fuerte: ya no me avergüenzo y visto como quiero, estoy centrada en mis estudios y todo lo vivido me ha enseñado mucho. Mi sueño es ser agrónoma, parece imposible siendo alérgica a la milpa, lo sé, pero próximamente comenzaré un nuevo tratamiento para reducir mis alergias en el que tengo esperanza. Sé que puedo, sé que quiero hacerlo y sé que lo haré. Esta enfermedad no impedirá que alcance mi sueño, y si estás leyendo esto y tú también sufres de DAG, no dejes que esta defina tu destino: NO TE RINDAS.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Infravalorada
Mari Carmen
Mi nombre es Mari Carmen y tengo dermatitis atópica desde los 3 meses de edad. Desde entonces me acompañan el dolor, el escozor, la vergüenza y otra enfermedad asociada como el asma. Con el paso de los años me dieron una discapacidad del 33%, el dolor era horrible, pero eso no me impidió seguir adelante y comenzar una carrera. Pasaron los meses, y a pesar de que mi rendimiento era menor que el de mis compañeros debido a la enfermedad, obtuve la titulación y un trabajo. Este fue el primero de muchos éxitos, y es que también conocí a mi pareja, a la que no le importó mi enfermedad. Juntos formamos una familia preciosa, aunque los obstáculos de esta enfermedad volvieron a hacer acto de presencia en mi vida. Diez meses después de nacer mi primer hijo, la dermatitis ocupaba el 80% de mi cuerpo, algo que hacía muy difíciles tareas tan ‘sencillas’ como bañar, cuidar o incluso acariciar a mis hijos… esto hizo que solicitara la baja laboral e incluso pensé que no podría volver a disfrutar de mis propios hijos. Pero gracias a la lucha conjunta de mi farmacéutica, mi dermatólogo y la Asociación de pacientes de Dermatitis Atópica Española, tuve por fin acceso a un fármaco que me ha devuelto la calidad de vida para poder seguir acompañando a mis hijos en este viaje que es la vida. Y hoy, después de tantos años de vergüenza, de miradas, de dolor físico y de tanto buscar ayuda, por fin he llegado donde quería estar. Ha sido un largo recorrido que he hecho con la ayuda de la familia, los amigos y mi médico. Y es que, la dermatitis atópica grave es una enfermedad de una dureza inmensa que ha estado infravalorada durante mucho tiempo, es por eso que hoy comparto mi historia y mi experiencia para que inspire a otros y reflejar que poco a poco, lo vamos consiguiendo. Gracias por tanto.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Recuerdos del instituto
Federico
Me llamo Federico y mi relación con la dermatitis atópica grave comenzó en plena adolescencia, cuando estaba en el instituto. Recuerdo haber pasado brotes bastante malos, pero a pesar de las dificultades que acarrea esta enfermedad en el día a día, intenté no derrumbarme y terminar mis estudios. Por fin y con mucha ilusión, conseguí graduarme de lo que quería y abrirme camino en el mundo laboral. Hoy estoy feliz y expectante por ver lo que me depara el futuro, pero estoy seguro de que, con fuerza y seguridad, podré con todo lo que venga.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
こんにちは
Laia
¡Hola! Soy Laia y tengo dermatitis atópica grave desde hace bastante tiempo. Lo cierto es que los últimos 3 años los recuerdo especialmente complicados, ya que los picores y las heridas han aumentado exponencialmente… Es una enfermedad difícil, pero tuve la suerte de contar con el apoyo de los míos, quienes me animaron y ayudaron a sobrellevarlo, y poder sacar así el título de bachillerato y estudiar mi pasión: animación. Creo que la dermatitis atópica ha hecho que valore y entienda lo que es ponerse en la piel de los demás, quizás es por eso que además de estudiar animación, disfruto haciendo cosplay.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
De profesión: futbolista
Paula D.
Me llamo Paula y tengo dermatitis atópica grave desde que nací. Lo cierto es que mi pasión nunca se ha llevado demasiado bien con esta enfermedad, y es que los que la padezcan, sabrán que el deporte y la dermatitis no son buenas amigas… A pesar de ello, el futbol ha sido parte de mi vida desde que tengo uso de razón, por eso, con los años, he aprendido a disfrutar de este deporte y convivir con esta enfermedad. Dicen que la práctica hace al maestro, y con el tiempo mi pasión se ha convertido en mi forma de vivir: hoy soy futbolista profesional en la primera división portuguesa (desde hace 5 años), actividad que compagino con mis estudios de Química. Tengo dermatitis atópica, sí, ¡pero eso no va a impedir que persiga (y alcance) mis sueños!
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
De cara al público
Evelyn
Mi nombre es Evelyn, soy terapeuta ocupacional y como personal sanitario he tenido que enfrentarme a varios problemas relacionados con mi dermatitis: Al trabajar en rehabilitación y estar en contacto con pacientes, tengo que lavarme las manos regularmente con productos agresivos, algo que mi piel no tolera nada bien. Por otra parte, está la reacción de muchos de estos pacientes a mi imagen, y es que cuando coincide que llega una persona nueva con uno de mis brotes, suelen ponerse a la defensiva y me preguntan si es contagioso, dando lugar a momentos bastante incómodos… Soy consciente de que la dermatitis es una enfermedad que nos acompaña cada día y, en trabajos como este, se puede llegar a evidenciar mucho, pero decidí no darle mayor protagonismo y que no me impidiera alcanzar mi sueño. Por eso, hoy me dedico a lo que realmente me gusta y ni me planteo cambiar de profesión, porque es lo que me hace FELIZ.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Mamá
Encarna
Mi nombre es Encarna y no tengo dermatitis atópica grave, pero la sufro como si la tuviera en mi piel, ya que tengo un hijo con esta enfermedad. Se llama Adrián y hoy tiene 23 años. Juntos hemos superado 23 años de lucha contra esta enfermedad que no da tregua… de hecho recuerdo que ya desde pequeño (a los 6 meses) tuvo un brote muy grave, pero sin duda el peor recuerdo fue en 2010, con tan solo 13 años. En ese momento su vida (y la nuestra) se paró. Solo había médicos y más médicos, medicamentos que no funcionaban y un alto número de ingresos, uno tras otro. Adrián es un luchador y en 2012 su historia fue llevada a la televisión a través de un documental llamado “BARRERAS” (La Aventura del Saber). Desde entonces hemos aprendido a convivir y sobrellevar esta enfermedad que, sin duda es un gran peso para quien la sufre, pero también para los que le rodean, es por ello que es tan importante permanecer unidos y apoyarse mutuamente para poder superar estos baches que interpone la dermatitis atópica. Como madre, siempre he admirado a mi hijo por quien es. Cada día, cuando pienso que no puedo estar más orgullosa de él, veo cómo evoluciona y supera cada reto al que se enfrenta. Me inspira cada día a ser mejor, y hace que esté enormemente orgullosa por todo lo que ha conseguido.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Gracias a Tim Burton
Gonzalo
Me llamo Gonzalo y, como no, tengo dermatitis atópica severa desde el día que nací. Cuando era un bebé tenía el cuerpo lleno de dermatitis y mis padres se adaptaron a esta situación desde el principio, empezando por comprarme ropa especial. A medida que crecía, la crema se volvió mi mejor amiga. De esa época ya puedo recordar cosas de cuando estaba en primaria, como cuando unos niños me preguntaron acerca de mis heridas (propias de la dermatitis y de rascarme), pero como me daba vergüenza explicarles la verdad, les dije que eran marcas de una guerra en la que había estado. Primaria fue complicada, ya que me gustaba hacer deporte, pero a la dermatitis parece ser que no. Sufría mucho, no solo por el ejercicio y el sudor, sino también por los comentarios de mis compañeros. Por suerte, en esta época descubrí aquello que me haría fuerte y me daría un motivo para luchar y aprender con mi dermatitis. A mis ocho años, después de ver La novia cadáver de Tim Burton, me interesé por cómo se hacen las películas. A partir de ese momento me obsesioné con el cine: cuando me adentraba en ese mundo que tanto me aportaba, la dermatitis no dolía tanto. En el verano antes de primero de la ESO todo cambió: mi piel empeoró, se me formaron manchas, heridas que abarcaban todo el brazo, me rascaba por las noches hasta llegar al sangrado y casi no podía ponerme al sol. De aquella situación aprendí mucho. Aunque mi piel nunca volvería a estar tan bien como antes, en la ESO hice amigos que entendieron lo que me pasaba. Durante esta época me escondía en las salas de cine y me enamoraba aún más del séptimo arte. Empecé a apuntarme a festivales en los que me llevé varios premios, conocí a personas que me apoyarían en el futuro y, lo más importante, encontré un motivo para seguir, mejorar y no frustrarme. Actualmente estudio bachillerato y el cine y la dermatitis me han llevado a donde estoy. He salido en televisión mostrando mi enfermedad y mis películas, hablando de aquello que me hace la vida tan difícil y de aquello que me alivia. En 2020 estrené un cortometraje llamado “MI PIEL ROTA”, en el que por fin me atreví a mostrarle al mundo cómo se siente nuestra enfermedad. El corto llegó a mucha gente: médicos, pacientes, gente que no conocía la enfermedad, festivales de cine… ¡Incluso hicieron un reportaje en la tele! “MI PIEL ROTA” se llevó el premio al mejor corto juvenil en un festival de Rivas, pero sobre todo me permitió mostrarme ante el público y demostrar que hay vida más allá de nuestra piel y nuestro dolor.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Querida piel, déjame bailar
Lidia
Soy Lidia, tengo 31 años y llevo los 31 años con dermatitis atópica grave. Me encanta bailar. Desde pequeña he hecho ballet clásico y, a pesar de las molestias ocasionadas por el sudor, el picor y el roce del mallot, luché para que mi dermatitis no me impidiera bailar y disfrutar. Aunque ha habido momentos en los que, por el escozor y el picor, sumados al dolor y quemazón en mi piel, me han hecho pasarlo realmente mal, decidí que ese no iba a ser mi final bailando y ahora hago otros estilos de baile diferentes al ballet clásico y con los que disfruto mucho. Esta enfermedad no hará que tire la toalla por algo que me encanta. También soy opositora. Llevo varios años preparándome y estudiar con dermatitis requiere un gran esfuerzo extra: los picores hacen que me rasque, sangro y me duele… de hecho, hay veces que la inflamación es tan intensa que suelo estudiar con bolsas de frío por todo el cuerpo: piernas, brazos, cara, frente… algo que no me permite concentrarme bien. A pesar de ello, mi dermatitis no ha hecho (ni hará) que me rinda. He conseguido aprobar varios exámenes y ahora trabajo como funcionaria interina. Mi querida piel me ha enseñado lo más importante en la vida: a luchar por lo que de verdad quiero. A veces nos encontramos piedras en el camino, lo pasaremos mal (seguro), pero yo me agacho, recojo la piedra y, mientras la observo y pienso lo que podría hacer con ella, la dejo apartada y así despejo mi camino; un camino que voy haciendo a base de un paso tras otro. A todos los que sufrimos esta enfermedad, la lucha diaria nos hace un poquito más fuertes y resilientes sin saberlo.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Visitas al hospital
Mónica E.
Mi nombre es Mónica y recuerdo los años de estudio especialmente complicados. Hubo un brote en concreto que hizo que tuviera que visitar el hospital varias veces por semana, y que me impidieron ir a clase con normalidad, algo que me hizo ausentarme del 30% de mis clases y que mis estudios se resintieran. Hoy, tras tantos años de esfuerzo y trabajo, llevo 15 años dedicándome a aquello para lo que estudié.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Envejecer rápido
María E.
Hola, soy María y tengo DA prácticamente desde que nací. Ya desde bebé sufría picores constantes, grietas en manos y labios, así como eccemas en cara y cuello que han hecho envejecer mi piel más rápido de lo normal. Cada día sueño con tener una piel sin dermatitis y, siempre que puedo, pido el mismo deseo por si algún día se cumple. A pesar de todo ello y hasta que mi sueño se cumpla, he decidido quererme tal y como soy, algo que ha hecho que viva una vida feliz.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Surf
Valeria
Mi nombre es Valeria y tengo 23 años. Cuando era adolescente y estaba en pleno brote, me daba vergüenza salir ya que la gente no entendía lo que tenía en la cara. Bañarme en la playa era terrorífico no solo por las miradas, sino también por el escozor que producía el agua salada en mi piel. Tras tantos años sufriendo esta enfermedad, no se me ha atenuado ni un poco. Al revés, sigue picándome, dificultando mi progreso en los estudios, afectando a mi autoestima (no he podido pintarme los labios nunca). Quién me iba a decir que, a los 23 iba a descubrir un deporte que me apasiona y sí, en playa: el surf. Además, tras 6 años de esfuerzo y sacrificios, dentro de un mes me graduaré en medicina, algo que me hace ver la luz más cerca que nunca.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
¿Qué es lo más importante?
Zulema
Me llamo Zulema y la dermatitis atópica ha sido mi compañera de viaje desde que nací. Recuerdo muchos episodios horribles y molestos, pero gracias a mi fuerza de voluntad, constancia y aprendizaje he ido superándolos todos con éxito. Hoy soy pedagoga y psicopedagoga, y si algo enseño en mis sesiones, es que nunca hay que olvidar que tú eres lo más importante.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Qué difícil es ser optimista
Marc F.
Hola, soy Marc, y hoy por fin puedo hablar de la dermatitis atópica crónica y severa desde un punto de vista mucho más optimista. Podría decir que la dermatitis es la realidad de sufrir y luchar por una enfermedad crónica de la que poco se habla y que, cuando se habla, se suele relativizar. Es por esta razón que se vive y lucha en silencio. Cuando la enfermedad se muestra con picores el dolor se sufre en silencio. Cuando tu piel arde de dolor por las heridas te sientes impotente y triste por no poder hacer nada. Soy optimista porque pese haber sufrido la enfermedad toda mi vida (con picores y heridas día tras día), hoy veo la luz al final del túnel cada vez más cerca gracias a la ayuda de mi dermatólogo. Gracias a ello, hoy mi mensaje no puede ser otro que dar esperanzas a todos aquellos que siguen luchando. Creo que sí existe otra forma de vivir mejor: vivir sin límites ni barreras.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Mi piel arena
Paula S.
Me llamo Paula y soy bailarina profesional de danza contemporánea. En esta profesión la estética juega un papel importante, es por ello que la dermatitis que me acompaña desde pequeña no me ha ayudado mucho a conseguir mi sueño, más bien todo lo contrario: me ha condicionado a la hora de trabajar con mis compañeros (por miedo a agrietar mi piel cuando me sujetaban o por pensar que es contagioso), mi propio sudor agravaba los eccemas después de cada ensayo, y mi autoestima se ha visto realmente afectada. Cuando viví en Londres, tuve una eritrodermia grave debido a esta enfermedad, pero más allá de pararme, la utilicé como proceso creativo para realizar un solo de danza: “la hermosura prefiere ser secreto”. Lo presenté a un concurso de jóvenes coreógrafos y gané la edición. Y no solo eso, este ha servido de inspiración para varios proyectos audiovisuales “mi piel arena” (corto-documental) y “müdar” (Video-danza). Cada vez que bailo este solo me reencuentro con una dualidad de emociones, revivir el dolor y miedo de aquellos años y, al mismo tiempo, un fuerte amor propio por haber canalizado mi enfermedad mediante el arte, dándole visibilidad y haciéndola hermosa.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Un cuerpo extraordinario en la compañía nacional de danza
Iker
Mi nombre es Iker y, al igual que otros de mis compañeros que he visto por aquí, soy bailarín en la compañía nacional de danza. Sufro Dermatitis Atópica y desde la cuarentena mi piel no me ha dado ni un solo respiro. Tener esta enfermedad y un trabajo tan físico no es muy compatible, pero día a día he ido aceptando y aprendiendo a convivir con ello. Es cierto que al principio no era así, me daba mucha vergüenza salir al escenario con manchas rojas en mi piel, pero con el tiempo (y poco a poco) he aprendido que cada cuerpo es único y diferente, por lo que he dejado de sentirme mal por exponer mi cuerpo que, al igual que el de mis compañeros, hace un trabajo extraordinario sobre el escenario. A pesar de todo ello, no me detendré. Sé que aún me queda un largo recorrido, pero también ha sido abundante el trabajo personal realizado y me niego a pensar que este haya sido en vano.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Una vida sorteando vaivenes
Emilio
Me llamo Emilio y llevo toda una vida sorteando los vaivenes de esta cruel enfermedad. Después de un accidente de moto del que salvé la vida, una crisis económica que me dejó sin trabajo y una enfermedad como la Dermatitis Atópica Grave en plena efervescencia, mi única luz en aquel momento fue una oferta laboral en el norte de Alemania en el sector aeronáutico, algo que sin duda era un reto totalmente nuevo para mí. Teniendo en cuenta mi estado en aquel entonces, no era muy recomendable aceptar la propuesta, pero mi ambición y las ganas por crecer hicieron el resto. Tras una muy dura adaptación, sin medios ni cuidados dermatológicos más allá de cremas hidratantes, y haciendo de tripas corazón, fui construyendo una experiencia laboral que, a día de hoy, me ha permitido volver a casa y trabajar aquí... Sí, la enfermedad sigue conmigo, (y yo con ella), y juntos hemos superado muchas cosas (y las que nos queden).
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
A galope me siento libre
Silvia
Me llamo Silvia y tanto yo como mi hija padecemos dermatitis atópica grave, una enfermedad que afecta mucho al estado de ánimo y que nos genera abundantes situaciones de ansiedad. Una de las vías de escape que descubrí fue montar a caballo, una ‘terapia’ que pasó a formar parte de una pasión compartida con mi hija. A sus 22 años, mi hija tiene brotes graves y estos le generan muchísima ansiedad. En su caso, montar a caballo le permite desconectar por un momento de esta incansable enfermedad y poder sentirse libre al menos por unas horas. Para mí, montar a caballo es parte de nuestro día a día y nos permite pasar más tiempo juntas.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
El mejor ejemplo para mi hija
Lucya
¡Hola! Soy Lucy, tengo 33 años y a pesar de residir actualmente en Galicia, nací en El Salvador. Después de lograr mis objetivos como profesional y cumplir mi sueño de volar por el mundo como tripulante de cabina, mi vida dio un giro de 360°: me convertí en esposa, madre y, al cabo de un año tuve que migrar con mi familia solicitando protección internacional en España. Fue sin duda un cambio muy brusco en mi vida. En esta etapa tuve un fuerte brote que se extendió por todo mi cuerpo, incluido al rostro (algo que recuerdo especialmente doloroso). A pesar de que siempre he sido una persona amable, empática y luchadora, pensé que nunca más podría estar de cara al público. Tenía vergüenza de mostrar mi rostro, por no mencionar el dolor que sentía durante las 24H del día, pero no me detuve. Estudié un Máster en Creación de Marcas de Moda y, algo que comenzó como una decisión profesional, se convirtió en una terapia para mí. Desde entonces creo firmemente que uno puede lograr lo que se proponga, es por ello que continúo mi camino apoyada por mi familia, amigos y otros compañeros con Dermatitis Atópica Grave, quienes todos juntos forman una luz brillante que me ilumina y me guía. Hoy en día he mejorado mucho a nivel físico y emocional y, lo más importante, he aprendido a convivir con mi Dermatitis. Me he propuesto alcanzar todos mis propósitos, pero, sobre todo, quiero ser el mejor ejemplo para mi hija.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Cicatrices
Alba C.
Me llamo Alba, y mi yo de hace dos años te diría que le da vergüenza mostrar sus piernas, (llenas de cicatrices y heridas). Hoy soy la que está deseando que llegue el verano para lucir sus piernas con orgullo, unas piernas que reflejan las guerras que he luchado conmigo misma, con mi propio dolor y contra mis prejuicios. Sigo buscando un aliado que me ayude a no sufrir tanto, pero actualmente me puedo duchar con agua templada sin sentir cómo millones de agujas se clavaran en mi piel, (una batalla importante ganada). Soy Alba, y gracias a la terapia, apoyo y mucho amor propio, hoy me quiero mucho y más.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Bullying
Mariona
Hola, soy Mariona y tengo 11 años. Tengo piel atópica severa desde que nací y este año, sin ir más lejos, he tenido uno de los brotes más fuertes desde que soy consciente: las noches eran duras y no podía dormir, estaba tensa y al dormir mal (y poco) estaba irritable. Gracias a la medicación y a la ayuda de mis padres conseguía dormir unas pocas horas. Pero al día siguiente la pesadilla continuaba en el colegio, ya que mis compañeros se metían conmigo por mi aspecto. Sigo teniendo problemas para enseñar mi piel, tengo vergüenza y siempre soy la última en ponerme manga corta o el bañador, pero poco a poco me voy aceptando tal y como soy. Espero que en el futuro se encuentre una solución para acabar con esta enfermedad y poder hacer vida más normal.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Mamá mira, ¡soy fuerte!
Daniela
Me llamo Daniela y soy de Venezuela. Mi hija (que ahora tiene 5 años) nació con dermatitis atópica grave, una enfermedad de la que no supe nada hasta que la pequeña cumplió 6 meses de edad. Fueron muchas las visitas al médico a causa de infecciones y brotes en su piel. Uno de los más recientes le impedía sujetar los propios cubiertos o incluso jugar… Se nos ocurrió decirle que esperara un tiempo a mejorar las heridas antes de volver a jugar, y fue entonces cuando descubrimos que el polvo y el sudor le irritaban mucho. Ahora que sabemos esto, es más ‘fácil’ controlarlo y la hora del baño ya no es tan mala como antes. Además, cuando sale a jugar y suda viene y me dice que está bien y que ella es fuerte, pero debemos de recordarle y explicarle que tiene que tomar precauciones y limitarse un poco.
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
¡Quiero bailar!
Carla Ainoa
Hola a todos, mi nombre es Carla y llevo sufriendo la dermatitis atópica grave desde los 5 años. Hoy en día tengo 20 y he pasado muchas etapas diferentes con mi piel: desde no querer verme en el espejo, a quererme tal y como soy, con heridas, rojeces y cicatrices. He sido bailarina desde pequeña y mi enfermedad hizo que tuviera que dejar el ballet clásico (al estirar la piel me sangraba). Fue demasiado doloroso dejar de bailar por dos años; ya no solo por las molestias en mi piel, sino porque estaba dejando lo que más amo en este mundo: BAILAR. Hoy en día, aunque no haya podido detener mis brotes, sigo bailando diferentes estilos y he aprendido a valorar ese tiempo de recuperación que muchas veces necesitamos (pero no conseguimos ver). Mi piel soy yo y debo cuidarme tal y cómo me quiero ver. El amor propio y la inteligencia emocional han sido dos conceptos muy importantes que he aprendido a gestionar en esta vida con dermatitis atópica grave. Hasta hace menos de un año pensaba que era la única que sufría este tipo de dermatitis, hasta que conocí a una chica en Tenerife en la misma situación. No me pude sentir más comprendida y apoyada... Es por ello que no debemos invisibilizarnos. Debemos sentirnos guapas/os y hermosas/as porque esto que nos ha tocado vivir no ha sido nada fácil, pero es parte de nuestra historia como guerreras/os… Mucho ánimo a todas las personas que puedan estar sufriendo este trastorno en la piel. ¡Nosotros podemos con esto!
MAT-ES-2101400 – V1 – Mayo 2021
Cirujana
Paula R.
Hola, mi nombre es Paula. Tengo 24 años, soy de Galicia y durante los últimos 4-5 años he notado cómo mis eccemas han ido empeorando notablemente año tras año. El picor ha ido haciéndose cada vez más insoportable y continuo, hasta el punto de necesitar antihistamínicos de primera generación prácticamente cada noche para conseguir dormir. Como consecuencia, tanto del efecto sedante de las pastillas, como de la escasa calidad de sueño, (unidos a los brotes de picor y a la desesperación que todo ello genera día a día), mi concentración en los estudios se ha visto muy afectada. A pesar de ello, he aprendido a aprovechar y rendir el doble durante esos momentos de ‘tregua’ (pocos, la verdad) que mi cuerpo me ofrece y conseguir así graduarme en Ciencias Biomédicas cursando el 5º año de Medicina. Lo cierto es que me encantaría ser cirujana, pero la parte de mi cuerpo más afectada por la dermatitis son mis manos... Soy consciente de que esta enfermedad, además de ser incapacitante para actividades de la vida cotidiana, también es una limitación importante a la hora de escoger profesión. A pesar de ello, sigo estudiando con la misma ilusión que el primer día, con ganas de convertirme en una gran doctora (aunque no cirujana) y de poder ayudar en un futuro a otras personas con esta (u otra) enfermedad que, al igual que la dermatitis atópica grave, disminuya la calidad de vida.
MAT-ES-2101532-V1-Mayo 2021
Un verano de ensueño
Ramón
Hola, soy Ramón, un joven sevillano común con muchos sueños. He tenido dermatitis desde pequeño, pero fue a los 14 años cuando, en medio de un gran brote, mi dermatólogo me confirmó que se trataba de dermatitis atópica grave, una enfermedad que me acompañaría el resto de mi vida. En ese momento me pregunté ¿por qué yo? Jamás olvidaré ese día a pleno sol en Sevilla, con camiseta de cuello vuelto en pleno junio. Desde aquel día he lidiado con una piel seca y enrojecida, eccemas, escamas, heridas ensangrentadas y un sinfín de preguntas por parte de mis compañeros y profesores en el colegio. Mi respuesta era ocultarme, no quería que nadie me viese la piel, aunque el peor temor era ir a la piscina, donde no podía taparme y tenía que exponerme a que me vieran todos. ¿La playa? Aún peor… el agua salada hacía que saliera llorando a los pocos minutos. En definitiva, lo que debía de ser un verano de ensueño, se convertía en unas vacaciones arruinadas a causa de esta enfermedad. Todo ello generó un estrés imparable durante mi adolescencia: noches sin dormir, mañanas llenas de sangre en mis sábanas y un cuerpo dolorido por la hinchazón y las heridas. A pesar de todo ello, mi sueño permaneció intacto: estudiar Historia y ser arqueólogo. Sí, lo sé, ¿cómo iba a dedicarme yo a un oficio que requiere concentración, paciencia, descanso y excavar en los yacimientos a pleno sol? Por suerte contaba con “mi pilar indestructible”: mi familia, que junto a mis amigos han sabido ver en mi una persona en su significado más puro y libre, sin prejuicios ni opiniones. Gracias a ellos empecé a estudiar Historia en la Universidad de Sevilla y con el tiempo realicé unas prácticas arqueológicas en Jaén. El temor se apoderaba de mí, pero mi sueño era más fuerte. A pesar de los brotes recurrentes, he de decir que fue la experiencia más bonita de mi vida donde conocí a grandes amigos, pero, sobre todo, porque conseguí superarme a mí mismo y volver a conectar con aquel sueño idealizado de joven. Y digo idealizado porque con el tiempo me di cuenta de que aquel camino no era el mío y, una vez más, tuve que tirar de valentía y tomar una decisión. Fue entonces cuando descubrí y reafirmé mi verdadera vocación: la investigación histórica de archivos, una vocación que sí podía compaginar con mi vieja amiga, la dermatitis. La tranquilidad hallada en la paz de una lectura en silencio, los momentos de concentración en la investigación archivística y el estar realizando la labor que más me gustaba, me condujo a olvidar poco a poco a mi compañera y a centrarme en la lucha por conseguir mis metas. Actualmente, con 25 años, voy por el segundo año de Doctorado en Historia Moderna de España en Madrid, con la vista puesta en mi futuro como historiador profesional y con mi compañera abrazándome.
MAT-ES-2101532-V1-Mayo 2021
Superheroína
Amalia
Hola, soy Amalia, mitad andaluza y mitad catalana, y tengo 30 años. Según el informe de urgencias de mi primer ingreso por brote de dermatitis atópica, todo comenzó en 2009. Al principio apareció entre los dedos de las manos y yo, extrañada, me preguntaba "Mira que hay partes del cuerpo donde me podría salir y justo me sale en las manos..." Maldito el día. Poco a poco se fue extendiendo: muñecas, codos, rodillas talones, dedos de los pies, empeine, trasero... No siempre en el mismo sitio y no siempre en el mismo momento. Tampoco era siempre igual de rojo ni estaba igual de hinchado. Daba igual que fuera invierno o verano, y tampoco picaba siempre con la misma intensidad… Yo no entendía nada, pero fui aguantando (por llamarlo de algún modo) hasta 2015. Los brotes eran cada vez más fuertes y seguidos, así que me hice pruebas de todo tipo y probé mil y un médicos, (sin hablar de la cantidad económica que supuso para mis padres). A ellos (mis padres) les debo la vida, literalmente, porqué me la han ido regalando de nuevo a lo largo de la enfermedad. Toqué fondo en 2018, la enfermedad estaba incontrolada y se me juntó con varios problemas personales y emocionales que ni yo misma sabía por cómo gestionar: más brotes, más picores, más estrés, más fumar, más gritos y más llantos, y por otra parte, menos dormir, menos risas, menos ganas de vivir. Intentaba ser una superheroína, “estoy bien, puedo con todo”, pero no, no podía. La ansiedad y la depresión llegaron a mi vida y recuerdo situaciones de las que jamás me sentiré orgullosa. Pero ¿sabes qué? no era yo, y dicen que cuando tocas fondo, el único camino es hacia arriba. Y así fue. En ese momento conocí a uno de mis ángeles de la guarda: mi dermatóloga actual en Barcelona. Seguí sus recomendaciones y tratamiento y, por milagroso que pareciera, comencé a mejorar en todos los aspectos: dejé de fumar, empecé una nueva vida, más sana, más natural y mi estado emocional mejoró mucho. Hoy, dos años y medio después, soy otra. No sé si mejor o peor, pero otra. He aceptado mi enfermedad y me he aceptado tal y como soy. Mi dermatitis está controlada, sigo teniendo brotes, sí, pero esta vez soy capaz de identificarlos y controlarlos.
MAT-ES-2101532-V1-Mayo 2021
3, 2, 1… ¡crossfit!
Miguel Ángel
Hola, me llamo Miguel y me gustaría comenzar explicando que mi historia no tiene nada de superhéroe. Es normal, muy normal, pero me gustaría que la conocieseis por si alguien pudiera sentirse identificado. Desde pequeño he convivido con la dermatitis atópica (mi padre la tiene). En mi caso, he sufrido las ‘típicas’ alergias relacionadas con la dermatitis y placas que he ido controlando, pero nada fuera de lo normal. Pero en 2020 todo cambió. Tuve un brote brutal: mi cuerpo no responde, desazón, irritabilidad, eccemas y un picor insoportable con el que el mundo se me vino encima. Pasé meses sin dormir donde no podía encadenar más de una hora de sueño seguida. En este punto, he de decir, que las noches con una enfermedad como esta se hacen eternas y tienen un desgaste emocional importante. A todo esto, mi despertador siempre suena a la misma hora, no falla, siete de la mañana, ¡arriba!, comienza la jornada: colegio, trabajo, actividades extraescolares, tareas, cenas… Un día en el que no ves el fin de lo cansado e irritable que estás. A pesar de todo ello, siempre me ha acompañado una canción de Amaral y La Pegatina que, a modo de mantra, me ha mantenido en pie en los momentos más difíciles: “Veo como llega igual se marcha. Unas veces subes y otras bajas. Sólo hay que saber mantenerse en pie, mientras gira este carrusel.” Me he mantenido en pie. Con el tiempo he aprendido a encontrar momentos de calma y distracción, como el crossfit. Lo cierto es que para mi este deporte es como esta iniciativa de #HistoriasConLuz, un punto de luz, positividad y una mejora constante donde el único camino es hacia delante. Personalmente encuentro el crossfit especial gracias a los compañeros con los que lo comparto y al coach, quien siempre nos anima y motiva con una cuenta atrás: 3… 2… 1… GO! Tanto me gustó ese “¡Vamos!”, que me lo he tatuado en la piel. Hoy, y afortunadamente desde hace unos meses, sigo un tratamiento que ha conseguido mejorar considerablemente mi DAG, y desde aquí quiero dar las GRACIAS a la maravillosa sanidad y profesionales que tenemos. A todos ellos: creedme si os digo que no os podría contar esto con tanta tranquilidad, sin vosotros, a los que os dedico esta historia de superación, GRACIAS. Y a mis compañeros que, como yo, sufrimos esta enfermedad: ¡animo a todos! 3… 2… 1… ¡Vamos!
MAT-ES-2101532-V1-Mayo 2021
¿HE ESCUCHADO DIVORCIO?
Marta R.
Me llamo Marta y sufro dermatitis atópica desde la
niñez. Por suerte siempre la he tenido controlada
gracias a los emolientes, pero todo cambió cuando, con
32 años, di a luz a mi hijo Hugo. En ese momento la
enfermedad se agravó a pasos gigantescos: el picor no
me dejaba dormir, tuve que abandonar mi equipo de
balonmano porqué el sudor lo empeoraba todo y, cansada
de dar explicaciones, empecé a vestir siempre ropa
larga porque me daba vergüenza mi piel. Estuve 6 años
yendo a diferentes dermatólogos probando todo tipo de
cremas cada vez más fuertes y diferentes tratamientos
sin grandes resultados. Durante todo ese tiempo
también probé varios remedios por mi cuenta: baños,
envolturas de papel film, pijamas húmedos con
corticoides, libros sobre piel sana... pero como
podréis imaginar, resultaron aún menos efectivos.
Entre tantas visitas, recuerdo el comentario de uno de
los médicos: "esta enfermedad puede causar hasta
divorcios". Y ahora lo entiendo, porque solía estar
inaguantable, y digo 'solía', porque ya ha pasado más
de 1 año desde que empecé el tratamiento que me ha
devuelto las ganas de ir a la playa, bañarme y hacer
planes, por fin después de todos estos años he vuelto
un poco a la normalidad. He recuperado el deporte en
mi vida, me visto como quiero (aunque siempre con
algodón), y hasta me he podido comprar una moto, con
casco y todo, algo que hace no tanto parecía
impensable.
Con todo ello, insisto a todo aquel que esté pasando
por esto que no se rinda. Han sido muchos años, pero
gracias a la perseverancia y a los médicos y
dermatólogos que me han ayudado, por fin he vuelto a
una normalidad. Aunque no esté actualmente al 100%, he
podido sobrellevar la enfermedad, recuperar mis
pasiones y volver a ser una persona alegre.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
CARTAS DE PIKACHU
Raimundo
¿Os acordáis del policía que leía cartas de Pikachu
durante el confinamiento? Bien, pues ese soy yo.
Mi nombre es Raimundo y soy policía local en Noreña,
una preciosa localidad de Asturias.
Lo cierto es que me encanta mi trabajo, me apasiona,
pero esta enfermedad me lo ha puesto difícil. He
llegado a tener jefes y compañeros a los que les
costaba entender lo limitante que puede llegar a ser,
pero a pesar de todo ello, la DAG no me ha parado.
Actualmente tengo 58 años y compagino mi diagnostico
con una vida normal gracias a los cuidados y consejos
de mi dermatóloga. Sí, hay días que no son nada
fáciles, pero intento que las satisfacciones y
alegrías pesen más que los picores y molestias de la
DAG... ¿Que cómo lo hago? Disfrutando de esos pequeños
detalles que, quizás una persona sin DAG no
percibiría: el valor de un paseo, un café con los
amigos, una comida tranquila y su respectiva
sobremesa, una película sin interrupciones...
Y es que, realmente creo que nuestra a veces
insufrible enfermedad nos hace ser generosos, una
generosidad vital, precisamente porque nos gusta
vivir, disfrutar de la vida, y hacer que los demás
también la disfruten. La DAG no me ha impedido ser
Policía y formar una familia, ¿y sabéis qué? ¡Hace
poco me convertí en abuelo de una niña preciosa
llamada Victoria! Por lo que tampoco me impedirá
disfrutar de mi nieta ni un solo segundo.
Vídeo Pikachu
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
RETOMANDO EL TENIS
Jan
Me llamo Jan Zapater García, tengo 18 años y soy
estudiante de segundo de bachillerato.
Tengo dermatitis atópica desde muy pequeño, pero no
fue hasta hace 3 años que esta enfermedad se disparó
con brotes cada vez más fuertes: de un día a otro no
era capaz de dormir debido a los picores, tenía
heridas que sangraban y se infectaban, supuraba
líquidos asquerosos... en definitiva, un desastre.
Por aquel entonces yo jugaba a tenis durante 10 horas
semanales y, debido al picor que generaba el sudor, me
fue imposible mantener el ritmo hasta el punto de que
acabé dejándolo. Esto fue acompañado de una bajada de
mi rendimiento en la escuela (por culpa de los
recurrentes brotes, claro) y todo ello desencadenó en
una gran desmotivación y afección a mi equilibrio
mental. La DAG me impedía ser feliz.
Tras muchos dermatólogos, muchos tratamientos, y mucho
trabajo por parte de mi madre, di con un tratamiento
que me permite dormir y, sobre todo, volver a
disfrutar del tenis: puedo sudar, puedo llevar ropa
que no sea de algodón, y hasta mis amigos se han
llegado a olvidar de que tengo dermatitis. Echo la
vista atrás, y no me reconozco: hoy soy feliz y puedo
decir alto y claro que he conseguido superar aquel
infierno. Siento que, siendo constante con las cremas
y el tratamiento, soy capaz de todo.
A quien lea esto solo quiero decirle que se cuide y
que no se desespere, que con paciencia podemos
mantener a raya la DAG.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
DE ITALIA A BARCELONA EN VESPA
Guiliano
Mi nombre es Guilano Dominici y esta es mi historia.
En 2009 llegué a Barcelona en mi Vespa desde Italia.
Lo cierto es que fue muy "romántico", un viaje de otra
época, otra generación, y todavía tenía una vida
normal sin picores. En 2011 inicié una carrera en la
universidad persiguiendo el sueño de aprender, crecer
y triunfar en el extranjero, lejos de mi lugar de
origen, pero quién me iba a decir que ese sueño se
vería trastocado por unos picores que empezaron
juntamente con los periodos de exámenes...
Estudiar y concentrarse se volvió imposible y, a pesar
de querer transmitir y explicar mi problema, siempre
me encontré con la barrera de la indiferencia o la
incomprensión que genera esta enfermedad. Además de
este 'rechazo' social, empecé también a evitar el
calor, a ducharme con agua fría para calmarme y a
salir corriendo de las citas.
Con el tiempo y manteniendo visitas regulares al
dermatólogo, he aprendido a convivir con ello. Aún no
he conseguido que la gente entienda cómo te sientes
con DAG, pero sin duda el ver que hay más gente como
yo me ha hecho feliz, me ha dado esperanza y me ha
hecho sentir menos solo. Puede que ya no sea el
extranjero solo en el extranjero, sino uno más que
quiere compartir su experiencia por no sentirse solo e
incomprendido. Creo que lo peor de esta enfermedad es
la soledad que lleva consigo, y hoy me siento
arropado. Ojalá haber descubierto estas historias en
la universidad, pero ¡nunca es tarde!
Gracias por darnos voz.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 202
LUCHA DE MADRE
Ana María
Hola, me llamo Ana María, soy madre de un niño de 17
meses que ya a los 3 empezó con eccemas. Todo fue a
peor a raíz de su reacción alérgica al huevo, su
dermatitis empeoró y nos vimos inmersos en un brote
que duró 3 meses.
A pesar de su corta edad, recuerdo esos meses como si
fueran años: desesperantes y frustrantes porque sentía
que no podía hacer nada, no era capaz de ayudarlo y
veía que estábamos sobremedicándolo con tratamientos
que no ayudaban.
Como madre me he sentido muy perdida y he tenido que
pelear e ir de médico en médico para dar con la tecla
y tener un diagnóstico. Hoy lo tenemos y, a pesar de
saber que no es un camino fácil, descubrir historias
de madres que han pasado por esto con sus hijos me
inspira a seguir luchando por la felicidad de ambos.
Espero que nuestra historia sume y ayude a dar
visibilidad a esta enfermedad.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
APAGANDO INCENDIOS CON DAG
Jose
Me llamo José Ginés, soy de Murcia, tengo 22 años y
tengo dermatitis atópica grave desde los 3 meses.
Cuando era pequeño, mi madre se pasaba noches y noches
sin dormir porque yo no aguantaba el dolor y lloraba
hasta caer agotado; hasta tuvo que dejar su trabajo
porque no tenía tiempo para cuidar de mí y de mi
hermana con artritis. Siempre he creído que mi madre
tenía un radar interno que la alertaba cuando me
rascaba, y es que siempre ha estado ahí, de noche,
pero también de día.... A veces pienso qué sería de mi
sin su lucha.
Recuerdo que mi infancia fue acompañada de dolores,
rojeces y heridas en rostro, piernas y brazos, aunque
lo peor llegó a los 18 años. Realizando el bachiller
recuerdo lo mal que lo pasaba, cada examen que se
complicaba, cada momento de tensión, empezaba a sudar
y me salían nuevas manchas rojas.
Hoy, 4 años más tarde de aquel José adolescente que
tan mal lo pasaba en exámenes, soy bombero forestal y
opositor a Agente Medioambiental. Soy súper consciente
de que este trabajo no es el más recomendable, pero
este es mi sueño y si algo me han enseñado las noches
en vela de mi madre, es a luchar por aquello que
quieres.
A pesar de las dificultades, estoy consiguiendo llevar
la dermatitis en regla gracias a las recomendaciones
de mi dermatólogo. Estudio, trabajo e intento ser lo
más feliz que puedo, ya que esta enfermedad es más
dura de lo que la gente se imagina, pero yo la he
normalizado y confío en que la vida me recompensará
aún más por todo lo que he sufrido.
Siempre acabo con esta frase, CUANDO EL CAMINO ES
DURO, SOLO LOS DUROS SEGUIMOS CAMINANDO.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
DEPORTE DE ALTO RENDIMIENTO, OPOSICIONES Y PICORES
Elena A.
Mi nombre es Elena, soy deportista de alto rendimiento
y sí, tengo dermatitis atópica.
La primera vez que me dio un brote fue él año pasado.
Como veis es bastante reciente, de hecho, recuerdo
perfectamente que estaba compitiendo cuando me pasó:
no podía parar de rascarme y mi piel reaccionaba con
granos y eccemas. Por supuesto, ese mismo día fui a
urgencias, aunque de poco me sirvió, ya que (a pesar
de haber ido varias veces ese mismo día), nada
conseguía calmar el brote.
Echando la vista atrás y tras varias visitas a mi
médico de cabecera y al dermatólogo, intuyo que mis
nervios no ayudaron, ya que además de las
competiciones y los entrenamientos, en aquel momento
estaba opositando a Auxiliar administrativa y de
Ordenanza... un cocktail de emociones que explotó a
través de mi piel.
A pesar de todo ello, no he renunciado al piragüismo
y, por supuesto, sigo luchando por mi oposición. Si
algo me han enseñado tantos años de esfuerzo y
disciplina, es a no tirar nunca la toalla. También
tengo claro que no me pienso preocupar lo más mínimo
por lo que los demás piensen al ver mi cuerpo: conozco
mis limitaciones (en mi caso es la dermatitis), pero
también sé todo lo que soy capaz de lograr gracias a
este maravilloso cuerpo. Estoy orgullosa de él y,
aunque a veces me pida un poco de tregua, no pierdo de
vista mi próxima meta.
A todos los que tengáis esta dichosa enfermedad: no
estáis solos, somos más de los que pensáis y está en
nuestra mano hacernos ver. SOMOS FUERTES.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
DOY GRACIAS A LA DA
Elena I.
¡Hola! Soy Elena, tengo 23 años y vivo en un pueblo de
Alicante. ¡Ah! y también tengo dermatitis atópica
grave.
La DA apareció en mi vida cuando tenía 4 años y por lo
que veo llegó para quedarse. Lo cierto es que ha sido
bastante gradual, ya que al principio solo tenía
eccemas en los pliegues de los brazos y detrás de las
rodillas, pero poco a poco se fue extendiendo a otras
partes del cuerpo.
Al llegar a la adolescencia (14-15 años) los brotes se
intensificaron. Es como si la dermatitis hubiera dicho
¡aquí estoy yo! y decidió que iba a estar presente
todos y cada uno de los días de mi vida: picores
constantes, dificultades para dormir y muchas
molestias que hacían que empezara a faltar al
instituto. Todo ello empeoró en verano con nuevos
brotes más intensos, heridas y noches en vela
rascándome. Perdí las ganas de salir, de sacarme
fotos, e incluso hasta de mirarme al espejo.
A pesar de todo ello, seguí con mis estudios y,
gracias al esfuerzo y a la ayuda de mi familia, hoy
soy maestra especialista en Pedagogía Terapéutica. De
hecho, realicé mi Trabajo de Fin de Grado sobre la DA
titulado: '¿La DA es más que una simple enfermedad de
la piel para el alumnado de 8-10 años?'. El objetivo
de este proyecto era dar visibilidad a esta enfermedad
ya que, para muchos docentes es una total desconocida.
Gracias a las recurrentes visitas a mi dermatólogo,
por fin parece que hemos encontrado un tratamiento que
me ayuda a controlar mis brotes y, por supuesto, ha
mejorado muchísimo mi calidad de vida. Pensaréis que
estoy loca, pero también tengo que dar las gracias a
la DA... Gracias a ella he conocido a personas que no
hubiera conocido y me he formado como la persona que
soy tras superar todas las adversidades.
Querida DA, durante años te he considerado una enemiga
con la que he tenido que vivir 24/7, pero ahora que
entiendo que eres parte de mí, te considero mi aliada.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
A TODAS ESAS MADRES CON HIJ@S CON DAG
Noelia
Soy Noelia Agudín, mi profesión es terapeuta
ocupacional y estoy acostumbrada a tener que explicar
a todo el mundo cuál es mi profesión.
Hace unos años deseaba que llegara el día que mi
profesión fuera lo suficientemente reconocida como
para no tener que explicarle a los demás que mi labor
principalmente es devolver al paciente (niñ@, adulto,
anciano con una patología traumática, neurológica,
congénita, física o psiquiátrica) la independencia en
las actividades de la vida diaria, favoreciendo una
vida autónoma, satisfactoria y productiva.
Hoy, que soy madre de un niño con DA, mi prioridad es
otra: ansío con todas mis fuerzas que mi hijo de 7
años no sufra, que ese picor insoportable no le limite
en su día a día y que todos los padres y madres que
conviven con ello sepan que lo están haciendo lo mejor
que pueden.
Como padres, a pesar de que a nosotros no nos duela la
piel, nos duele el alma al ver cómo nuestros hijos e
hijas no pueden, por ejemplo, ir a la piscina por el
cloro, ponerse la camiseta de su equipo de futbol
favorita porque la lycra le irrita, o jugar con sus
amigos en el mar porque le escuece al meterse en agua
salada.
Somos impotencia, pero también somos abrazos que
calman el picor, apoyo incondicional y, sobre todo,
somos luz para nuestros hijos: esa luz que nunca se
apaga y que calma el alma.
A todas esas madres que sufren por sus hijos con DA:
aunque lloréis de pena cuando ellos se quejan por las
heridas de su piel, no decaigáis, respirad, tomad aire
y enhorabuena, lo estáis haciendo BIEN.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
ENTRE LO FÍSICO Y LO EMOCIONAL
Alba R.
Mi nombre es Alba y tengo dermatitis atópica grave
desde hace 6 años, aproximadamente.
Cuando me dio mi primer brote, estaba trabajando como
esteticista y, cuando me vi las mejillas inflamadas y
enrojecidas a causa del rascado, me asusté bastante.
Lo primero que hice fue acercarme a un herbolario
donde me aconsejaron darme unas cremas calmantes, pero
a pesar de que me aliviaron durante un par de semanas,
no impidieron que pocos días después llegara mi primer
gran brote decidiendo ir de urgencias de inmediato.
Por desgracia, esa primera visita a urgencias y las
siguientes a dermatólogos ayudaron poco. Me
diagnosticaron a simple vista dermatitis atópica, pero
no fue hasta años más tarde que me lo confirmaron con
analíticas y una biopsia. Durante el primer año tuve
controlada la enfermedad y a partir del segundo, los
brotes volvieron con mayor fuerza, afectando no sólo a
todo el rostro, sino también a otras zonas de mi
cuerpo.
Desde entonces los brotes eran constantes. Tanto, que
ni me planteé volver a trabajar, ya que lo había
dejado antes de mi primer gran brote. Mi vida se
resumía en cama, sofá, picores, heridas, y ninguna
gana de hacer nada, es por ello que hoy, 6 años
después de aquel diagnóstico, sigo en busca de una
solución definitiva.
A pesar de lo duro que es pasar por esta enfermedad,
nunca me he quedado con los brazos cruzados: no solo
mantengo las visitas regulares a mi dermatólogo, sino
que he encontrado una mejora gracias a la terapia
psicológica. Y si tuviera que destacar un punto
positivo de todo esto, es que la DAG me ha dado ese
empujón para dar el primer paso y comenzar a cuidar
activamente mi salud mental (más allá de mi piel,
claro está). Porque independientemente de la
enfermedad, la aceptación comienza en uno mismo, y
esto es algo que, si no te paras y lo analizas, pasa
de largo.
No sé si he conseguido controlar mi ansiedad y reducir
mis brotes, pero lo que sí sé, es que tengo una
persona que semanalmente me hace ver el por qué me
pasa. Me ayuda a entenderme, a darme cuenta de cuáles
son mis necesidades, mis miedos, mis límites y
limitaciones y me empuja a ponerme en acción hacia eso
que quiero y deseo. Todos ellos, me están ayudando a
controlar muchísimo mis brotes, los picores y mi
imagen, pudiendo salir al mundo después de haber
estado encerrada en una cueva durante varios años.
Sin duda, no es una enfermedad fácil de llevar, es por
ello por lo que el apoyo emocional y la salud mental
son FUNDAMENTALES.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
QUERERSE POR FUERA Y POR DENTRO
Mónica G.
Con tan solo 3 años me diagnosticaron dermatitis
atópica, lo que hace que no tenga ningún recuerdo de
lo que es vivir libre de esta enfermedad. Siempre ha
sido parte de mí y lo he vivido como algo 'normal' a
lo largo de los años.
Gracias a medicamentos y visitas al dermatólogo,
conseguí mantenerla más o menos controlada durante
gran parte de la infancia, y digo gran parte, ya que
recuerdo la adolescencia como un momento explosivo. En
esa edad en la que la imagen lo es todo (bendita
juventud), ver mis amigas con la piel perfecta me
hacía sentir inferior y esto deterioraba mi
autoestima. Años más tarde entré en
la universidad y, por supuesto, mi amiga la DA y esa
sensación de 'imperfecta' me acompañó día y noche.
La llegada del COVID19 y la cuarentena no hicieron más
que empeorar muchísimo mi piel. El no poder salir y
mantener esas visitas regulares al dermatólogo me
hicieron buscar soluciones mágicas que siguieron
empeorando la piel... Además del propio aislamiento
que todos sufrimos, yo me sentía aún más sola, ya que
NO conocía a nadie con esta enfermedad. Fue entonces
cuando decidí hacerme una cuenta en redes sociales
para buscar a gente como yo y hacerlos sentir que
tampoco estaban solos.
Durante esa búsqueda di por casualidad con un
dermatólogo extraordinario. Gracias al tratamiento que
me recomendó, juntamente con una dieta especial,
siento que estoy mejorando por días. Actualmente mis
brotes son mucho más suaves y me resulta más fácil
mantenerlos controlados. También cabe mencionar que
comencé a ir a terapia para trabajar mi salud mental,
que por supuesto estaba afectada por tantos años de
sufrimiento a causa de la DAG.
Ha sido (y está siendo) un camino muuuuy largo, pero
estoy FELIZ. Por fin me siento realizada por los pasos
que estoy dando hacia una mejor yo: más preocupada por
mi bienestar (físico y emocional) y con una autoestima
cada vez mayor, porque los brotes vienen y van, pero
lo que siempre debería de estar ahí es el amor hacia
uno mismo.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
EXPERIENCIAS Y CONSEJOS
Andrea B.
¡Hola! Me llamo Andrea, llevo toda la vida con
dermatitis atópica y, como tal, tengo muchísimas
historias que contar sobre mis múltiples experiencias
con la enfermedad.
Por ejemplo, recuerdo que cuando era pequeña íbamos a
la playa y, al salir del mar, el agua salada me picaba
tanto que terminaba la última semana de vacaciones sin
poder bañarme por la cantidad de heridas que iba
acumulando durante las semanas anteriores. Con el
tiempo, aprendí que echándome agua dulce en el cuerpo
justo después de salir del mar se me quitaba el picor,
un aprendizaje que mi madre se tomó al pie de la
letra, ya que desde entonces no ha habido viaje a la
playa sin que lleve consigo una botella de agua fresca
del grifo solo para mi piel.
También recuerdo aquellas épocas en las que tenía
varios brotes seguidos, como (en mi caso al menos)
pasaba en primavera. Durante esos meses tenía que
dormir con guantes de algodón para no despertarme
manchada de sangre por rascarme mientras dormía, pero
por suerte (y gracias a uno de los tantísimos
dermatólogos a los que he visitado), aprendí el bien
que puede hacer una buena ducha justo al levantarse y
una buena crema antes de ir a dormir.
También he sido opositora. De hecho, tuve que
comprarme unos protectores para dedos, ya que, debido
al estrés, manchaba los exámenes con el roce de mi
mano contra el papel.
En resumen: la enfermedad me ha acompañado toda mi
vida y, como cualquier dificultad que se nos antepone,
las personas aprendemos a buscar cómo superarlas, de
ahí los ‘trucos de supervivencia’ que he ido
mencionando en mi historia (que son unos pocos de
tantos que he ido aprendiendo).
A todos los que habéis hecho crecer esta biblioteca,
quiero aprovechar para daros las gracias por hacerme
ver que no soy la única que tapa partes de su cuerpo y
tiene esos dolores. Porque, aunque a veces sea difícil
tratar con esta enfermedad (sobre todo durante los
fuertes brotes), hoy puedo decir con orgullo que,
gracias a la perseverancia, las interminables visitas
al dermatólogo y a estos aprendizajes que he ido
superando durante tantos años, hoy puedo sobrellevar
la enfermedad: he hecho oposiciones, sigo bañándome en
el mar, duermo sin manchar la cama de sangre y, en
resumen, puedo llevar una vida normal.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
ANTE LA ADVERSIDAD, ACTITUD
Charo
Me llamo Charo y soy la mamá de Julia, una niña de 3
años con dermatitis atópica.
A su corta edad conoce mejor que nadie su enfermedad,
hasta el punto de que, en mi ausencia, avisa a los
adultos cómo tienen que actuar para cuidar su delicada
piel: a sus maestras les indica que ella no puede
echarse gel hidroalcohólico y que, en su lugar, se
lavará las manos con agua y jabón. En los cumpleaños
de sus amigos, como ella no puede pintarse la cara, se
limita a pintarse los labios 'como una princesa' para
sentirse también especial.
Como madre, me preocupo por su salud y bienestar, y
haré todo lo que esté en mis manos para encontrar una
solución que le ayude a mejorar su enfermedad, pero
ver cómo gestiona la frustración que conlleva la DA en
muchos casos, me hace ver que no hay mejor arma ante
la adversidad que la actitud.
Entiendo que habrá días que la actitud no será
suficiente, pero ahí estaremos su familia para
ayudarle, apoyarle y estar orgullosos por todos los
logros que consiga, con o sin dermatitis.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
OTRA FORMA DE VIVIR
Marc F.P.
Hola, mi nombre es Marc y durante toda mi vida he
pensado, firmemente, que había otra forma de vivir.
Que había otra forma de disfrutar la vida. Que estaba
cerca. Que la podía llegar a ver desde la distancia.
Tan cerca que casi la podía llegar a tocar. A veces,
la luz se apagaba y no podía ver más allá de mis
manos. Entonces, al ver que no había alcanzado tierra,
me preguntaba ¿debe haber realmente otra forma de
vivir?
El mar. Ese hábitat de un aparente aislamiento. Donde
nada ni nadie puede escucharte. Dónde sólo puedes
escuchar lo que tu cuerpo siente. Donde por mucho que
grites, nadie te va a entender. Donde de ti y,
exclusivamente de ti, depende ahogarte o salir.
Durante todos estos años, el mar ha sido mi
habitación. Era ese hábitat donde yo me encerraba.
Donde dejaba que la enfermedad viniera y se acomodase.
Donde no era el dueño de mi vida.
La habitación. Era el lugar donde sufría. Los picores
controlaban el tiempo. Mi atención se dedicaba única
y, exclusivamente, en rascarme. Rascarme para aliviar
el picor. No podía parar hasta que, de pronto, me daba
cuenta de lo que había hecho. ¿De verdad me había
hecho este daño solo para aliviar el picor? No me lo
podía creer. Ese no era yo. Me daba vergüenza. No lo
podía comprender. Mi psicólogo, una vez, me dijo ¿por
qué no permites darle el lujo a la DA a rascarte un
poco cada día? De esta manera, siendo consciente que
te vas a rascar, luego no te sientes tan mal. Es
aceptar que tienes un problema.
Nunca he sido capaz de aplicar ese consejo. Cuando no
estaba en la habitación no era capaz, de plantearme
aceptar que no era lo suficientemente fuerte para
superar la enfermedad. Para permitir rascarme aun
sabiendo que me haría daño.
Creo que, por ese motivo, también he sufrido tanto. Y,
por eso hoy, tengo la suficiente energía para contar
lo que es cuento. Porque no hay mayor satisfacción en
la vida que ser consciente y ver que por fin has
superado la enfermedad. Recuerdas con mucha emoción lo
que has tenido que vivir y sufrir para llegar a estar
donde estas.
La vida me habrá puesto barreras y dificultades, pero
hoy soy feliz de ser quien soy y haber llegado hasta
aquí. Seguramente sin la DA hoy sería otra persona.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
3, 2, 1… ¡crossfit!
Miguel Ángel
Hola, me llamo Miguel y me gustaría comenzar explicando que mi historia no tiene nada de superhéroe. Es normal, muy normal, pero me gustaría que la conocieseis por si alguien pudiera sentirse identificado. Desde pequeño he convivido con la dermatitis atópica (mi padre la tiene). En mi caso, he sufrido las ‘típicas’ alergias relacionadas con la dermatitis y placas que he ido controlando, pero nada fuera de lo normal. Pero en 2020 todo cambió. Tuve un brote brutal: mi cuerpo no responde, desazón, irritabilidad, eccemas y un picor insoportable con el que el mundo se me vino encima. Pasé meses sin dormir donde no podía encadenar más de una hora de sueño seguida. En este punto, he de decir, que las noches con una enfermedad como esta se hacen eternas y tienen un desgaste emocional importante. A todo esto, mi despertador siempre suena a la misma hora, no falla, siete de la mañana, ¡arriba!, comienza la jornada: colegio, trabajo, actividades extraescolares, tareas, cenas… Un día en el que no ves el fin de lo cansado e irritable que estás. A pesar de todo ello, siempre me ha acompañado una canción de Amaral y La Pegatina que, a modo de mantra, me ha mantenido en pie en los momentos más difíciles: “Veo como llega igual se marcha. Unas veces subes y otras bajas. Sólo hay que saber mantenerse en pie, mientras gira este carrusel.” Me he mantenido en pie. Con el tiempo he aprendido a encontrar momentos de calma y distracción, como el crossfit. Lo cierto es que para mi este deporte es como esta iniciativa de #HistoriasConLuz, un punto de luz, positividad y una mejora constante donde el único camino es hacia delante. Personalmente encuentro el crossfit especial gracias a los compañeros con los que lo comparto y al coach, quien siempre nos anima y motiva con una cuenta atrás: 3… 2… 1… GO! Tanto me gustó ese “¡Vamos!”, que me lo he tatuado en la piel. Hoy, y afortunadamente desde hace unos meses, sigo un tratamiento que ha conseguido mejorar considerablemente mi DAG, y desde aquí quiero dar las GRACIAS a la maravillosa sanidad y profesionales que tenemos. A todos ellos: creedme si os digo que no os podría contar esto con tanta tranquilidad, sin vosotros, a los que os dedico esta historia de superación, GRACIAS. Y a mis compañeros que, como yo, sufrimos esta enfermedad: ¡animo a todos! 3… 2… 1… ¡Vamos!
MAT-ES-2101532-V1-Mayo 2021
YA NO ME AVERGÜENZO
Olga
Hola, soy Olga y la DA siempre ha estado presente en
mi vida. Aunque yo la padezco y mi padre también (de
manera leve), la protagonista en esta historia es mi
hija: ella padece DA grave generalizada.
Este año ha empezado el instituto y a mí me preocupaba
mucho lo que los otros compañeros de clase le pudiesen
decir… Al fin y al cabo, la gente pregunta y, sin ser
conscientes, puede ser muy incómodo para la persona
que lo sufre y llegar a sentirse muy mal por la
situación.
Yo de pequeña lo llevaba mal, pero mi hija es valiente
y la admiro. Ya desde los 4 años ella misma se ha
autoprotegido. Cuando empezó a tener uso de razón,
buscó información y a documentarse sobre la DA; ha
aceptado con total normalidad su realidad y ahora,
cuando le preguntan, lo explica con total naturalidad.
No se avergüenza, al contrario, se ha hecho más fuerte
y ha sabido aceptar la enfermedad como una parte más
de ella. Estoy muy contenta por ello…
Ahora tiene además un perfil en TikTok y no siente
frustración, todo lo contrario: publica sus vídeos sin
miedo a que puedan ver su piel. La playa también la
lleva muy bien, y la preocupación que yo sentía al
empezar el instituto ha desaparecido; tiene un grupo
de amigas fabuloso y está feliz.
Gracias al último tratamiento, la cantidad de
corticoides que toma ha bajado y ahora su DA está
controlada. Tengo confianza en que con el tiempo la DA
de mi hija mejorará y que nuestra historia ayudará a
muchas otras personas, como nos ha ayudado a nosotras
escribirla.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
TRANQUILIDAD Y PIEL EN CALMA
Adolfo
Mi nombre es Adolfo y me encantaría que mi historia
ayudara a otras personas que estén pasando por una
situación parecida en estos momentos.
Me detectaron DA grave a los 3 meses y, prácticamente
desde que tengo uso de razón recuerdo que la gente de
mi alrededor me trataba como si fuera un
extraterrestre. De hecho, además de las molestias
propias de la enfermedad, ésta vino acompañada de
varias alergias hacia alimentos básicos como el
pescado, al huevo, la leche o al marisco. Todo un
pleno.
Durante todos estos años he pasado por múltiples
pruebas y tratamientos. Entre ellos, llegaron incluso
a pensar que podía ser cáncer: a raíz de una biopsia
que me hicieron, descubrieron que el epitelio de la
piel absorbía de más por todas las heridas que tengo
en el cuerpo (por la DA) y eso hizo que los ganglios
se inflamaran mucho.
Por si fuera poco, siempre me ha costado dormir. No
solo por la DA, que obviamente me causa picores y
molestias al dormir, sino porque sufro de insomnio
crónico que me impedía mantener una rutina regular con
el instituto.
Con todo ello, he intentado llevar una vida normal,
pero no hay día que no escuche o vea algún gesto o
comentario que me haga entender que ‘lo mío’ no es
normal. ¿Pero sabéis lo que os digo? Que si estás
leyendo este relato y tienes DA, quiero decirte que
eres completamente normal, no importa lo que digan.
Lo sé de buena mano, porque hace ya unos 4 años que
empecé a quererme tal y como soy. Hasta entonces era
incapaz de mostrar mis brazos en manga corta o estar
sin camiseta. Evitaba a toda costa que me vieran en
esas situaciones, lo que hacía que me tapara cada vez
más y, por tanto, sudara más y más. Este escenario
obviamente me hacía sudar y empeorar mi piel, lo que
hacía que la situación se volviera insostenible. Fue
entonces cuando comencé a trabajar en mí y a tratar de
crecer tanto física como mentalmente.
El gimnasio me ayudó a verme mejor y poco a poco
empecé a gustarme más. La DA seguía ahí, sí, pero me
gustaba lo que veía en el espejo y esto hizo de alguna
forma que la piel se tranquilizara.
Después de 25 años conviviendo con esta enfermedad, sé
que es muy frustrante, pero gran parte de estas
limitaciones que nos ponemos quienes la sufrimos están
en la cabeza, es por ello que, a través de mi historia
me gustaría transmitir tranquilidad: si te encuentras
tranquilo, tu piel está en calma. Los nervios, la
ansiedad o la falta de sueño empeoran nuestro estado
de ánimo y por tanto nuestra piel.
Esta es mi historia, y no, no estamos solos.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
HE RECUPERADO MI VIDA
María Caridad
Me llamo Maria Caridad y me diagnosticaron dermatitis
atópica a los 3 años, junto con múltiples alergias y
asma.
Por lo que mis padres me cuentan, a los 6-7 años me
tenían que vendar las manos para que no me rascara,
pero a pesar de ello, siempre encontraba alternativas
para rascarme como utilizar el marco de las puertas.
Además, recuerdo que, a pesar de todos esos intentos
por evitar rascarme, me despertaba con las sábanas
llenas de sangre y, había días incluso, que no podía
ir al colegio a causa de las heridas y del dolor que
causaban.
Desde los 7-8 años hasta los 25, la DA me dio una
buena tregua, pero en mayo de 2021 todo cambió. Llegó
un momento en el que me paraban en la calle y el
trabajo para preguntar si tenía psoriasis.
Avergonzada, decidí no decírselo a nadie, pero más
allá de esto, acabé por evitar llevar prendas cortas,
maquillaje e incluso joyas.
Tras muchas pruebas, especialistas y, sobre todo,
acompañamiento médico, por fin he encontrado un
tratamiento que, sorprendentemente, funciona: llevo 5
meses con brotes pequeños y manejables, que me
permiten llevar mi vida sin vergüenza, sin taparme, y
sin efectos secundarios, que era mi miedo.
Hoy por fin descanso y soy capaz de retomar mi día a
día, mi trabajo y, sobre todo, mi autoestima.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
¿MODELO CON DA?
Alonso
Hola, me llamo Alonso y me diagnosticaron dermatitis
atópica tan sólo unos días después de mi nacimiento,
aunque es cierto que nunca han llegado a determinar la
gravedad de la misma, pero por los síntomas que
identifico, no es para nada leve.
Ya de pequeño empecé un tratamiento que me ayudó mucho
y conseguí llegar a estar bien hasta los 5 años, pero
estando en el colegio me volvieron a aparecer los
brotes y los picores eran insoportables. Desde
entonces, no recuerdo ningún momento en mi vida en que
haya tenido la piel sin ninguna costra o arañazos.
Estuve así hasta llegar al instituto, momento en el
que el aumento de estrés vino acompañado por un
incremento de los brotes y una extensión de los
eccemas por todo mi cuerpo. Actualmente, tengo brotes
en el cuello, manos, brazos, mandíbula, párpados,
piernas los pies y el pecho.
Soy un chico al que le gusta el deporte y cuando lo
practico me empieza a picar todo el cuerpo muchísimo.
Muchas veces incluso me planteo parar, pero ¿sabéis
qué? No lo hago. Sé que puede sonar contraproducente,
pero me ayuda pensar que mi piel no manda: en mi vida
mando yo.
Ahora estoy terminando el instituto y tengo pensado
hacerlo con muy buena nota. Además, estoy intentando
cumplir un sueño: trabajar como modelo y ver si puedo
encajar bien en este mundo con mi enfermedad.
Muchas gracias por escuchar esta historia :)
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
ENSEÑAR MI PIEL SIN MIEDO AL QUE DIRÁN
Ana
Mi nombre es Anna, tengo 21 años y desde que tenía 1
mes sufro dermatitis atópica grave.
Recuerdo las visitas al dermatólogo desde que tengo
uso de razón, aunque lo cierto es que no con demasiado
éxito. Las cremas que me daban me funcionaban durante
un tiempo, pero siempre volvía al punto de partida: el
rascado. También me acompaña el recuerdo de mis padres
embadurnándome de crema de arriba abajo, literalmente.
Al momento me calmaba un poco, pero al rato, vuelta a
empezar…
Algunos me decían que en la adolescencia se asentaría
la enfermedad y que podría llegar a irse, pero nada
más lejos de la realidad: empeoró, y mucho. Llegué a
tener la piel de todo el cuerpo en carne viva y, a
raíz de aquello, llegué a esconder cualquier parte de
mi cuerpo que se viera (aunque estuviéramos a 40º a la
sombra), porque ¿quién iba a querer alguien a una
persona con la piel así? O eso es lo que yo pensaba,
ya que la DA es una enfermedad de la piel, sí, pero
afecta y mucho a la autoestima.
Con el tiempo, encontré un dermatólogo con el que
estoy trabajando en el último tratamiento y ha sido
como volver a nacer: tras un año puedo decir que hoy,
mis eccemas y picores han disminuido tanto que puedo
llevar una vida normal y, por supuesto, enseñar mi
piel sin miedo al qué dirán. Aunque el viaje sea
largo, hoy me siento más segura y con ganas de hacer
cosas nuevas.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
Y EMPEZÓ EL BULLYING
Carlota
Soy Carlota, tengo 24 años y desde muy pequeña mi
relación con la dermatitis atópica ha sido muy
“estrecha”.
Recuerdo que, con 6 o 7 años, mi madre ya me
embadurnaba de crema y yo pensaba “¿qué es eso que me
está echando?”, pero eso no era nada con lo que estaba
por llegar…
A partir de los 7 años la situación solo empeoró. La
única respuesta que me daban era que sufría dermatitis
atópica y yo solo veía cómo mi piel empeoraba y todas
las consecuencias que esto me trajo: noches sin poder
dormir por los picores, corticoides, cremas y
especialistas que no conseguían detectar qué tipo de
dermatitis tenía porque era la primera vez que se
encontraban ante una situación como la mía. Viajé por
toda España: Madrid, Valencia, Zaragoza, Barcelona, y
un largo etcétera para saber qué alternativas tenía,
pero cada vez que llegábamos a una consulta el único
diagnóstico que recibíamos era “Dermatitis Atópica muy
grave”.
Con la adolescencia llegó mi absoluto calvario. Los
niños empezaban a mirarme para ver qué me pasaba y eso
sólo conseguía que mi ansiedad creciera porque mi
cuerpo tenía heridas desde la cabeza hasta los
tobillos, incluso en las palmas de las manos. Ahí fue
donde empezó el bullying, donde tuve que escuchar
comentarios como “sidosa”, “parece que sales de los
miserables”, “nadie te quiere” entre muchas otras
cosas.
Empecé a ir a psicólogos porque me había llegado a
creer que la culpa era realmente mía. También empecé
un tratamiento en el Insular de Las Palmas de Gran
Canaria con vacunas, pastillas, cremas… Pero la
enfermedad persistía. Todo parecía ir a peor: seguían
las noches de insomnio por el picor, lloros por mi
frustración, sábanas llenas de sangre, cremas a cada
hora y poco digo en comparación a todo lo que
realmente es.
Hace dos años llegó la pandemia, y (aunque suene
increíble) con ella mi salvación. Como estábamos
confinados y no podía salir, supongo que mi cuerpo se
relajó. Además, empecé acupuntura y, aunque seguía con
dermatitis, las heridas eran mucho más leves. En un
plazo de 6 meses pasé de toda esa situación, a no
tener brotes durante todo ese tiempo.
Actualmente, tengo cicatrices en todo mi cuerpo y son
bastante notables ya que son manchas blancas, pero yo
siempre las describo como heridas de guerra, porque
nadie sabe todo lo que se pasa con la dermatitis.
Ahora veo el futuro más claro, más optimista y con más
fuerza que nunca.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
TODO EL MUNDO OPINA
Susana
Soy Susana, tengo 45 años y tengo DA grave desde hace…
45 años.
Llevo toda la vida de dermatólogo en dermatólogo, pero
lo agotador no son las visitas y revisiones, sino
escuchar las opiniones y consejos de todo mi entorno…
No ayuda mucho que todo el mundo crea saber cómo
solucionar una enfermedad como la nuestra: parece que,
como a la gran mayoría le suena la palabra dermatitis,
todos han pasado por algo parecido, ¡pero nada más
lejos de la realidad! Realmente pocos saben las
consecuencias y limitaciones que conlleva una
dermatitis grave, quizás sea esta la razón por la que
no la ven como una enfermad, sino como algo puntual o
pasajero, como si fuera una simple alergia estacional,
y se toman la libertad de dar su opinión. Hay días que
estas opiniones pasan desapercibidas, pero al ser tan
repetitivas, algunas acaban calando hondo, algo que
afecta a la autoestima.
Tras tantos años conviviendo con DA grave, por fin (o
eso parece) he dado con un tratamiento que, junto con
una serie de hábitos, me está cambiando la vida. Aún
queda camino por recorrer, pero poco a poco veo más
reforzada la confianza en mí misma y estoy retomando
actividades que había dejado de hacer, algo impensable
hace apenas unos meses. Creo que ser persistente es la
clave, algo fácil de decir cuando empiezas a ver la
luz al final del túnel, pero si tras 45 años no he
tirado la toalla, creedme que tampoco lo haré
ahora.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
ESTOY EN PAZ CON ESTO
Marioly
Hola a todos, mi nombre es Marioly Romero y la
dermatitis lleva conmigo muchos años. De hecho, tengo
un canal de YouTube en el que he compartido algunos
vídeos con información general de la DA, mi
experiencia personal, así como con consejos y nuevas
rutinas que creo que pueden ayudar a otras personas
que la padezcan.
Mi historia con la dermatitis atópica empezó cuando me
llevaron al dermatólogo por primera vez. Yo solo tenía
12 años y aunque no recuerdo exactamente cómo fueron
los inicios con el tratamiento ni cómo reaccionó mi
cuerpo durante esa época, sí que recuerdo cuando
empeoró: tenía unos 15 o 16 años, los eccemas
empezaron a salirme alrededor de la boca y dolía mucho
porque con cualquier gesto (como, por ejemplo, al
comer), las heridas se agrietaban de nuevo. Durante
esa época, había momentos en los que la piel mejoraba
hasta tal punto que parecía que la DA había
desparecido, pero en realidad siempre volvía.
Desde hace algunos meses, sigo un tratamiento
dermatológico y voy al psicólogo, y ambos me han
ayudado mucho. Además, utilizo cremas dermatológicas
que me aplico cada cinco minutos y, desde entonces, he
notado mucho la mejoría en mi piel. Actualmente, ya
puedo decir que estoy relativamente bien a pesar de
leves marcas que me han quedado en algunas zonas del
cuerpo como cara, brazos y manos. Y, por último, me
gustaría añadir que, aunque cada una de las personas
que pasamos por esta enfermedad tenemos una batalla
distinta, esta es la mía y quiero daros las gracias
por darme la oportunidad de darla a conocer.
URL del vídeo:
https://youtu.be/9KyrNo5cLts
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
RODEADA DE PIELES PERFECTAS
Celia
Mi nombre es Celia Lastras. Padezco dermatitis atópica
y sí, como la mayoría de las personas que padecen esta
enfermedad desde pequeños, a mí también me
embadurnaron con múltiples cremas hidratantes o me
hacían juegos fingiendo que me pintaban la piel para
que no se me hiciera tan cuesta arriba el hecho de
estar rodeada de pieles perfectas.
Es una enfermedad que genera muchísimas inseguridades,
incluso ya de adulta, he llegado a tener complejos a
la hora de mostrar mis manos. Siempre he pensado que
no eran tan perfectas como las de todos aquellos que
me rodeaban.
Aún con todo, conseguí darle la vuelta a mi manera de
percibir este tipo de situaciones y, actualmente, soy
una psicóloga que lucha cada día por transmitir el
mensaje de que la perfección no es lo mismo que la
normatividad.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
¿QUIÉN PONE LOS LÍMITES?
Lorena
Hola a todos, mi nombre es Lorena y convivo con la DAG
desde que nací. La primera vez la detectaron mis
padres cuando, con tan solo unos meses de vida,
notaron que tenía unas pequeñas marcas rojas en la
cara, así que me llevaron al médico y me dieron una
crema que solucionó el problema temporalmente.
Pero a los 3 años reaparecieron con más fuerza y
ocuparon más zonas de mi piel. A partir de ahí fui
oficialmente diagnosticada con dermatitis atópica
grave y mis padres ya intentaron explicarme que
tendría que convivir con ello el resto de mi vida.
Durante los primeros años, la incredulidad y la
esperanza nos llevaron a probar cientos de
tratamientos milagrosos, vacunas, pruebas de alergias
y miles de cremas diferentes. Todo el mundo a mi
alrededor se compadecía de nosotros, nos recomendaban
médicos de diferentes ciudades con los que nos
gastamos muchísimo dinero, pero por desgracia, no hubo
grandes resultados.
No considero que tuviera la peor infancia de mundo,
pero sí que padecía limitaciones a la hora de correr,
saltar o jugar con normalidad, algo que me impedía
practicar apenas deporte (se me hacía muy incómodo
estar tan roja delante de todos mis compañeros).
Después de haberme sometido a tantas pruebas a lo
largo de la niñez llegué a tener pánico de ir al
médico, pero el cambio más importante llegó en la
adolescencia. Allí te empiezas a dar cuenta de que tu
autoestima está muy baja y que tienes muchas
inseguridades. Por ejemplo: en verano nunca me ponía
pantalón corto o faldas para que no se viesen las
heridas, e incluso a día de hoy, a veces me cuesta
caminar con normalidad por el dolor que provocan las
heridas en la piel. He llegado a evitar salir a la
calle con mis amigos porque no me sentía bien conmigo
misma (y tampoco quería que me vieran vulnerable).
Lo que todo el mundo me decía es que lo mejor era
llevar una vida “más tranquila”: no salir mucho, no
moverme demasiado, no seguir con los estudios porque
la ansiedad y el cansancio empeoraban la situación… en
definitiva, que no viviera mi vida. Y aunque muchas
veces tuve ganas de hacerles caso, de tirar la toalla,
de encerrarme en mi cuarto y no salir nunca más de
ahí, hoy sigo levantándome todas las mañanas (aunque
hay días que me cueste más).
Poco a poco y con esfuerzo, he ido consiguiendo todas
mis metas. Conseguí entrar en la carrera que quería
desde que tenía 13 años: psicología. Actualmente, sigo
estudiando y además me he mudado a un piso de
estudiantes para estar más cerca de la universidad.
A día de hoy no hay nada que vea imposible conseguir
con un poco de esfuerzo, así que si tuviese que dar un
consejo a todas las personas que pasan por esto sería
que no dejen que las opiniones ajenas marquen tu
propia vida. Tú te pones tus límites y tú decides
hasta donde puedes llegar. Ser diferente y tener que
llevar un estilo de vida un poco más complicado no
tiene que suponer un impedimento total para todo, hay
rachas mejores y rachas peores, pero de todo se sale
con más fuerza y con ganas de seguir adelante.
No dejes que nada ni nadie te apague.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
VOLVER A MI ANTIGUO YO
Karen
Hola, mi nombre es Karen, soy de México y tengo 25
años.
Mi relación con la dermatitis ha tenido idas y
venidas: empezó cuando era pequeña, más o menos,
cuando tenía 5 años, pero a partir de los 12 fue
desapareciendo hasta el punto que pensé que ya no iba
a regresar. Sin embargo, para mi sorpresa, cuando
estaba terminando mi licenciatura regresó a mi vida
debido al estrés durante esa época de mi vida. Decidí
entonces visitar a un dermatólogo (por primera vez),
quien me recetó corticoides. En mi caso no fue un gran
acierto, ya que ya que los picores y eccemas se
acabaron extendiendo por todo el cuerpo. A esas
alturas, cosas tan cotidianas como dormir por las
noches o las duchas diarias se volvieron un completo
calvario... Además, a raíz de la frustración
provocada, también empecé a sufrir ansiedad, depresión
y graves problemas de autoestima, pero con un mucho
trabajo y fuerza de voluntad estoy trabajando en ello
y ya me siento mucho mejor conmigo misma.
Actualmente, estoy siguiendo otro tratamiento y los
resultados son realmente esperanzadores ya que mi
piel, poco a poco, está volviendo a la normalidad. La
piel de mi cara se está recuperando y eso me tiene muy
feliz. Tengo esperanzas de que con el resto del cuerpo
también suceda, aunque todavía hay noches en las que
utilizo vendas y me abrazo a un peluche para no
rascarme.
Además, también estoy tratando de buscar métodos de
relajación para reducir mi ansiedad, intento cuidar mi
alimentación y, progresivamente, aceptar esta
enfermedad para pronto volver a ser la que era antes.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
A PESAR DE TODO LO INTENTO
Marta L.
Hola mi nombre es Marta López y tengo DA desde que soy
muy pequeña. De hecho, tanto mi hermano como yo la
heredamos de mi abuela paterna. Si bien es cierto que
mis padres no la padecen, algunos de mis tíos, sí.
Durante nuestra niñez a mi madre le resultó muy
difícil controlar los brotes que aparecían de forma
continua en nuestra piel, ya que no era propensa a
utilizar demasiados corticoides a pesar de las
recomendaciones del médico. De hecho, la piel, tanto
cuando era pequeña como ahora, me pica las 24 horas
del día todos los días y, aunque su intensidad varía,
se trata de un picor constante. Durante muchos años he
sufrido insomnio, ya que los brotes y el picor me
impiden descansar y hacer cosas que podría hacer de no
tener DA.
En mi caso, por ejemplo, no puedo llevar anillos o
collares ajustados, ya que me generan brotes. Tampoco
puedo utilizar suavizante para lavar la ropa, ni
perfume, o geles de ducha, champús, suavizantes para
el cabello o mascarillas ni cremas que no sean
específicas para personas con DA. Tampoco puedo
utilizar productos de cuidado facial porque me
provocan grandes brotes en la cara. Sin embargo, y a
pesar de todo intento para que la DA afecte lo menos
posible a mi día a día, ya no me quedo en casa cuando
me sale un brote muy visible y, si me sale, ya tengo
mi ritual de cuidado: hidratarme muy bien y tener
paciencia hasta que desaparezca. Tampoco he dejado de
practicar ejercicio físico, aunque ya sepa que
aparecerán brotes. Siempre, hasta cuando estoy
estudiando, tengo mi crema cerca por si la necesito.
En relación a los estudios, y a pesar de toda esta
situación, conseguí terminar el instituto y
actualmente estoy cursando un grado superior, (con muy
buenas notas, todo hay que decirlo). Pienso que está
en mis manos hacer todo lo posible para que la DA no
me afecte, especialmente cuando me salen nuevos brotes
sea verano o invierno. Vivo en una ciudad con mucha
humedad donde alcanzamos los 40 grados en verano y en
invierno hace mucho frío, pero no me pierdo ninguna
oportunidad de hacer planes o actividades porque, por
fortuna, tengo unos amigos que siempre me han apoyado
y me ayudan en todo lo que pueden. Por suerte, en mi
vida me he encontrado con nadie que me critique por la
piel que tengo y, si alguien me pregunta, siempre les
trato de explicar lo mejor que puedo qué es la DA.
Los que tenemos esta enfermedad sabemos lo mal que se
pasa, sobre todo cuando nos pica y es, por este
motivo, que me gustaría transmitir un mensaje positivo
a todas aquellas personas que lo sufren: lo más
importante es que no nos afecte y ser fuertes para
seguir con nuestro día a día lo mejor que se pueda.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
EQUILIBRIO MENTAL Y DESCANSO
Paula
Me llamo Paula y la dermatitis atópica grave me ha
acompañado literalmente desde que nací. A pesar de los
problemas ocasionados, es cierto que nunca me ha
impedido hacer aquello que me proponía, o al menos esa
era la realidad hasta hace 5 años, cuando ya se volvió
insostenible.
Tras visitarme en una consulta del sector privado me
derivaron, por primera vez, al hospital de Alicante y
resulta curioso porque yo vivo en una ciudad cerca de
Alicante y, si algo es cierto, es que nunca me habían
visto lo suficientemente grave como para que me
atendiera un especialista. Hasta ese momento solo
había conseguido que me visitara un médico de familia
o un pediatra. Hecho que, por cierto, ni mi
dermatólogo ni yo, a día de hoy comprendemos.
Además, hace dos años me invitaron a participar en un
ensayo clínico, pero no fui aceptada al considerarse
de nuevo que no padecía de la gravedad suficiente.
Tras probar tres tratamientos distintos (caros y
alguno con efectos secundarios), finalmente han
encontrado uno que parece que funciona.
Por todo esto que he vivido, el mensaje que me
gustaría transmitir es que la lucha constante después
de tantos años ha merecido la pena, y que todo llega.
Aunque solo sea a veces, consigues encontrar el
equilibrio y puedes descansar física y mentalmente de
esta enfermedad.
A pesar de acumular ya 25 años con la DAG sigo
adelante rodeada de médicos, enfermeros y
farmacéuticos del Hospital de Alicante (que me tratan
genial), de una familia y amigos insuperables y de una
psicóloga que me apoya y me brinda toda la ayuda
necesaria para mantener en línea a la salud mental,
algo realmente importante en los pacientes con DAG.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
OLOR A TALCO
Patricia
Hola, soy Patricia y tengo dermatitis atópica desde
que tengo uso de memoria.
Recuerdo desde muy pequeña el olor a polvos de talco y
mi cuerpo lleno de ronchas, aunque fue durante la
adolescencia cuando todo se complicó. Como sabréis, es
una época que ya viene acompañada de grandes cambios
en tu cuerpo que generan muchas inseguridades, algo
que, si además tienes DAG, el resultado es un alto
nivel de estrés y, con ello, más brotes (una espiral
constante).
El peor momento que recuerdo llegó aproximadamente
entre los 15 y 16 años, cuando tuve un brote
concretamente en los pezones. Nada paraba el picor y
la frustración era desorbitada, incluso las heridas
llegaron a absorber parte de la tela del sujetador y
tuve que pedirle a mi madre que me ayudara a retirarlo
de mi piel. Ahora tengo 37 años y, por fin, he
normalizado en mi vida las heridas, las manchas de mi
piel en las articulaciones y el poder hablar de ello
con naturalidad. Tener dermatitis es una especie de
subcultura entre las personas que la padecemos,
aprendida a la fuerza y donde no se eligen los
tiempos. Que me cueste a veces dormir, entender y
prevenir mi cuerpo, conocer las cremas y los alimentos
que me sientan bien y los que no… Las únicas
herramientas para combatirla son la paciencia y la
aceptación.
Y con esto avanzamos siempre.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
LA FAMILIA MÁS UNIDA QUE NUNCA
Tania
Hola mi nombre es Tania y no, yo no tengo dermatitis
atópica grave, pero la sufro junto a mi hijo todos los
días de mi vida desde hace 5 años.
Noé era un bebé muy bueno, comía dormía y reía, pero
cuando cumplió 5 meses, todo cambió: empezó a dejar de
dormir, lloraba sin consuelo durante horas, su cuerpo
empezó a enrojecerse, le aparecieron heridas y no
dejaba de rascarse. Cuando cualquier camiseta,
pantalón o pañal rozaba su piel le hacía reacción y le
aparecían brotes.
En el pueblo, todo el mundo parecía conocer a mi bebé
más que yo misma y todos sabían lo que tenía que
hacer. “Ponle aceite de aguacate”, “las borrajas son
muy buenas para la piel”, “seguro que es problema de
hígado”, “te he preparado un aceite de hipérico casero
para tu hijo”, y muchos consejos más.
Por supuesto, soy consciente que lo hacían con todo el
cariño del mundo y estoy enormemente agradecida a
todos los que han intentado ayudarnos. Sin embargo, a
pesar de haber intentado mantener la calma y
relajarnos, estando toda la familia unida, han sido
años complicados, de lloros y mucha, mucha
desesperación. Personalmente, creo que contar con un
buen profesional, que te asesore y guíe, es crucial.
Poder contar con el apoyo de la asociación, me ha
ayudado muchísimo para darme cuenta de que mi hijo no
es el único.
Noé es un niño al que, por ahora, y digo por ahora
porque ya que tiene 5 años, nunca le ha importado
tener pupas y rascarse delante de los niños. No tiene
problema por quitarse la camiseta y meterse a la
piscina como todos los demás y si algo no puede hacer
como, por ejemplo, bañarse en el mar, se inventa otro
juego con el que divertirse y divertir a los demás. Él
es un niño super activo, le encanta ir a escalar,
jugar al fútbol, pero, sobre todo lo que más le gusta
es la percusión. Creo que le ha ayudado mucho poder
sacar la frustración y el histerismo cuando quiere
rascarse a través de las baquetas del tambor y, es
ahí, cuando descarga toda su energía.
Actualmente, no puedo decir ni mucho menos que su
dermatitis esté controlada ya que seguimos sin dormir,
con brotes continuos, probando nuevos tratamientos
adaptados a su edad, pero nunca dejaremos de luchar
para hacerle la vida más fácil. Lo que me hace sentir
más orgullosa es que Noé es un niño feliz, que está
rodeado de amigos que siempre han conocido su
enfermedad. Igual que su hermana, que siempre se ha
preocupado por él y lo ha cuidado de forma excepcional
como la gran hermana mayor que es.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
ORGULLOSA DE SER UNA PERSONA ATÓPICA
Imma
Pies, piernas, pliegues de la piel, barriga, cuello y
muñecas. Hola me llamo Imma y estas son todas las
partes de mi cuerpo donde ahora mismo tengo un brote.
Llevo así desde hace meses y ya he probado varias
cremas, varias marcas y de diferentes intensidades,
pero no hay manera de que mejore. El peor brote que he
tenido, desde que tengo uso de razón.
Mi madre me contó que ya me había pasado cuando era
solo un bebé, y su solución fue bañera con agua fría y
aceite; mi baño relajante por excelencia. La verdad,
ya van muchísimos años con mi querida DA, muchos años
de lucha, mucho odio hacia mi piel. Demasiadas cosas
que no puedes hacer o muchas que debes vigilar: ir
siempre con el bote de crema hidratante, tener cuidado
con el calor, el sudor, pero ya forma parte de mí. He
dejado de ser mi propia enemiga, pero me ha costado
muchos años aprenderlo.
Además, también he sufrido en numerosas ocasiones
muchas miradas de asco o de pena y he tenido que ser
fuerte para no dejar que me afectase. Este verano,
estaba en un parque acuático (del cual por cierto salí
con un picor horrible) haciendo cola para subirme en
uno de los toboganes y una de las madres le susurró
algo a la niña con la que iba y ambas me lanzaron la
misma mirada de asco mientras miraban los brotes de mi
barriga. Rompí a llorar y me sentí un bicho raro.
Sin embargo, gracias a este tipo de situaciones, he
aprendido a querer a mi DA (lo mejor posible) porque
finalmente he conseguido comprender que no tengo que
esconderme. Al contrario, debo intentar vivir de la
forma más natural posible a pesar de todo lo que me
está pasando. He estado demasiados años tapándome,
intentando ocultar mis brotes. He tenido que lidiar
con demasiadas miradas de asco o de pena, incluso, con
personas que antes de tocarme me han preguntado si era
contagioso. ¡Qué poco conocimiento hay sobre la DA!
Por este motivo, gracias por darle visibilidad a
nuestras historias.
En mi último cumpleaños, quise hacerme un homenaje y
me regalé un tatuaje. En honor a mi compañera DA y
para recordarme a mí misma, cada día, que estoy
orgullosa de ser una persona Atópica. Hoy, me acompaña
un tatuaje que pone ATÓPICA, y estoy orgullosa de
llevarlo en mi piel.
MAT-ES-2203281 V1 Noviembre 2022
Ayúdanos a llegar a más gente
Si conoces a alguien cuya historia de superación
merezca ver la luz, ¡anímale a compartir su
vivencia!
Puedes hacerlo compartiendo #HistoriasConLuz en
redes para que más personas puedan conocer la
biblioteca, y llegar así al formulario de
participación.
Tu apoyo es fundamental para ayudar a sensibilizar
sobre la realidad de aquellos pacientes con
enfermedades inflamatorias tipo 2 (IT2).
Comparte:
2Fuente datos asma: Hospital Quirónsalud Córdoba. El asma afecta en España a dos millones y medio de personas. La Vanguardia, 7 de mayo de 2019. Disponible aqui.
3Fuente datos EPOC: Episcan II. Medicina de Familia (SEMERGEN), 2022. Disponible aquí.
4Fuente datos Poliposis nasal: Manual de manejo multidisciplinar de la inflamación T2 en pacientes con rinosinusitis crónica con poliposis nasal (RSCcPN). Disponible aquí.
5Fuente datos Esofagitis Eosinofílica: Esofagitis eosinofílica: diagnóstico y tratamiento actual, Gastroenterología y Hepatología, identificador S0210570518300074. Disponible aquí.